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septiembre 2004
Nº 117

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Tres poemas de Pablo García Casado

Réquiem*

Laura Santos, natural de Gijón (Asturias), ha fallecido el viernes 8 de junio a causa de un accidente. Su cadáver está tendido en el Tanatorio Provincial, planta 2.ª, box 34. El coche que conducía, un Fiat Bravo GT, saltó la mediana en el kilómetro 80 de la N-323, dirección Granada. Lesiones cerebrales, pérdida sanguínea, aún respiraba cuando llegó la ambulancia. El hospital certificó su muerte a las 04.45.

Es una historia que comienza en la mesa de una cafetería, una sonrisa, ésta es Laura, qué tal, yo soy Pablo, y que termina, 20 horas después, en una sala de espera con flores. Requiem aeternam.

*Variaciones sobre un tema de José Hierro

Las cosas que llevan
11-M
Un bolso gris comprado en las rebajas de Zara. Una cartera con doce euros y siete céntimos, dos rostros sonriendo tumbados en Punta Cana. Anillo de oro blanco, Javier y Paula, 2-7-03, los planos de un piso. Dos dormitorios, cocina, cuarto de baño.

Tarteras, los almuerzos por el suelo, piezas de fruta.

Un teléfono móvil que suena una y otra vez dentro de una bolsa de plástico negra, deje su mensaje cuando suene la señal.

Apagas el motor, sales del coche, todo está oscuro. Un miedo antiguo te retiene en el arcén, junto a la luz que llega del interior del vehículo. Todo lo que importa está ahí dentro: la mujer que se protege del frío con tu abrigo, como queriendo retener el calor acumulado con los años. Esa mujer que ahora despierta y pregunta dónde estamos, por qué hemos parado, cuánto falta para llegar.

El despojamiento humano
GUILLERMO RUIZ VILLAGORDO

Desde sus inicios, la poesía de Pablo García Casado se orienta hacia la búsqueda de una más perfecta comunicación con el lector, con la conciencia permanente de que sin él la creación no tiene razón de ser. Pero cualquier enfoque sobre el lector debe tener en cuenta que éste no es un ente homogéneo, sino susceptible de cientos de clasificaciones. La que aquí interesa es aquella que diferencia dos tipos: aquel que gusta de descifrar los poemas, disfrutar con el hallazgo de restos fosilizados de una vasta cultura sacralizada, la mayor parte de las veces a través de los tiempos; y aquel otro que prefiere crear su propio poema más que intentar descodificar el que el autor le propone y le obliga hasta cierto punto a asimilar, tomándolo exclusivamente como punto de partida. Es para este segundo tipo para el que García Casado crea un texto poético neutro si bien sugerente, en el que se nos muestran retazos de un mundo particular inevitablemente mediatizado por el poeta, planteado como un discurso discontinuo, pequeños embalses de imágenes sin adornos que entorpezcan la percepción, que el lector arma posteriormente en su cabeza. No es un lector cómplice sino independiente, tan creador como el mismo poeta: es del producto mental sugerido por el poema de donde nace la posible emoción experimentada.
Ese especial mundo del autor se vincula sobre todo con los paisajes que le sirven de escenario, que se presentan siempre con una cierta condición de "habitabilidad" (al menos en teoría, ya que la soledad los ronda tenaz y victoriosamente en no pocas ocasiones): el mínimo espacio vital a modo de microcosmos contemporáneo de un automóvil, un territorio (norte)americano condensado pero identificable con claridad meridiana, un esbozo de dos o tres palabras que nos permite distinguir los rasgos básicos de algo que podría ser cualquier habitación de nuestra casa. En sus últimos experimentos poéticos, estos paisajes se hacen cada vez más abstractos en su concreción, más desprotegidos, para facilitar que el lector se los apropie con mayor plenitud. Todo ayudado por un lenguaje desnudo hasta la mínima expresión, en el que no aparece en ocasiones más que la sola enunciación de objetos, palabras sueltas en el aire y en la página escrita que cobran un valor inesperado e inexplorado en medio de un contexto de apariencia desértica. Es su forma de batallar contra el "nenúfar", contra el estancamiento de términos y visiones gastados ("las palabras son basura / armas gastadas por el uso inofensivas / como una navaja de papel de aluminio").
Vincular su obra al movimiento expresionista o a la etiqueta de realismo sucio resultaría inútil y minimizador. Su compromiso no es más que con la realidad, que toma forma en sus versos de manera natural, la más artificiosa de las maneras, deslizándose en una partitura rítmica que corre a la par que nosotros.

Pablo García Casado (Córdoba, 1972) es poeta. Ha publicado Las afueras (DVD, 1997) -I Premio Ojo Crítico de RNE y finalista del Premio Nacional de Poesía- y El mapa de América (DVD, 2001). Ha sido incluido en las antologías Feroces (DVD, 1998), Generación del 99 (Nobel, 1999) y 25 poetas jóvenes españoles (Hiperión, 2003). www.casadosolis.com
Guillermo Ruiz Villagordo (Sevilla, 1978) es crítico literario. Recientemente ha publicado la antología Andalucía poesía joven (Editorial Plurabelle, 2004).