nº 132
diciembre 2005
 
 
Debates
 

DESPIERTA, DESPIERTA NÁPOLES
Visiones del documental “Souls of Naples”

Ya con su anterior trabajo –Mother Dao the Turtlelike (1995), un valioso documento sobre la colonización holandesa en Indonesia– el periodista y documentalista holandés Vincent Monnikendam obtuvo una veintena de premios en diversos festivales internacionales. Su último trabajo, Souls of Naples, podremos verlo este mes en Barcelona en la Mostra Documental del Mes, organizada por Paral.lel 40 en los cines Verdi Park.
Mas información: www.parallel40.com

Tantas visiones nítidas y difusas, tantas ciudades diversas en una misma, tantas almas viviendo en conjunción con un mismo cielo e infierno; eso es Nápoles, y aunque la gran parte de sus habitantes sabe que la suya fue una de las primeras ciudades que conformaron la Europa actual (a la cual aportó sus raíces culturales: su música, teatro y gastronomía, entre otras), la Nápoles contemporánea sigue escapando del imaginario popular. Como dice una convencida ciudadana de Souls of Naples (Zielen van Napels, 2004): “Nápoles no es Europa, es Nápoles”.
Para convencernos de que eso es cierto, a su director, Vincent Monnikendam, un cineasta holandés con la distancia suficiente para capturar una buena panorámica –junto con su asistente, Marco Funeroli, napolitano y buen conocedor de las entrañas de la ciudad– le basta con hacernos echar una mirada a lo que sucede en un día corriente: un vendedor ambulante reparte números de lotería, mientras dos vecinas sentadas en un portal conversan sobre la existencia de las almas del purgatorio; a poca distancia, unas jóvenes motoristas discuten en medio de una transitada calle cercana a vía Toledo, la arteria principal del corazón de Nápoles, al tiempo que un heredero aristócrata pasea por su lujoso palazzo pensando cómo recuperar los restos de Juan de Borbón que, según él, pertenecen a la ciudad; y no muy lejos de allí, nueve nobles se sientan alrededor de una mesa en el Pio Monte della Misericordia, como cada año, para repartir dinero en obras de beneficencia. Todos ellos se ven tan diminutos ante la poderosa mirada del Vesubio, que como un cíclope, duerme con un ojo abierto, y su voz, seguramente agotada por el humo y la lava, susurra: °Despierta, despierta Nápoles!
Como sabe Monnikendam, todo en Partenopea, la gran capital del sur de Italia, está envuelto por mitos propios y venidos de otros lugares del Mediterráneo: las fábulas en torno a su fundación; la leyenda del munacello, el pequeño ser que habita en cada casa; o la de Sor Giulia, la monja que creía en la caridad a través de la carne; la máscara de Pulcinella, etc.; forman parte de la ambivalencia característica napolitana, en la que tanto su gente como los recién llegados parecen quedarse atrapados por la intensidad diaria que respira la ciudad.
Con un manifiesto naturalismo visual, Souls of Naples consigue retener al espectador con la dulce sonoridad del dialecto napolitano –que en otra época fue una importante lengua de la corte–, y de su m·sica tan auténtica como meridional. La estupenda fotografía de Melle Van Essen, enmarcada por la foto fija, rescata milagrosas y palpables escenas de los Quartieri Spagnoli, (que deben su nombre a que allí solía habitar la soldadesca durante la dominación española), a la gente de la Sanit‡, uno de los barrios “desnivelados” que caracterizan la ciudad, tan dada a las cuevas y grutas, a los subterráneos, y en general tan cercana al inframundo, pues no muy lejos de allí se encuentra el lago Averno, donde seg·n Virgilio, Caronte solía transportar las almas de los muertos.
Igualmente, Monnikendam nos explica la legendaria anécdota del Albergo dei Poveri, un “dantesco” recinto en el cual durante la dominación borbónica, el rey Carlos III decidió deshacerse de todos los mendigos y niños abandonados que pululaban por la ciudad y encerrarlos allí hasta que muchos morían de enfermedades en una fosa com·n preparada para ellos. Para el cineasta holandés esta historia no es tan lejana a la Europa de nuestro tiempo, pues “actualmente hemos creado el Albergo degli Europei, sólo para europeos, y si alg·n extracomunitario accede a él hay cuevas (prisiones) preparadas para todos aquellos a quienes la UE no quiere, con la intención de empujarlos de nuevo a sus países”.
Así como las escenas en interiores y en las calles recuerdan a algunas pinturas del pintor holandés Johannes Vermeer, esa fascinación por el juego de luces y sombras se la debe Souls of Naples a Michelangelo Merisi, Caravaggio, autor de Las siete obras de misericordia, un imponente lienzo, propiedad del Pío Monte, en el que se recogen diferentes escenas de caridad extrema, como el de la hija que ofrece su pecho al padre condenado a muerte. Si bien a Caravaggio le obsesionaba el entresijo entre la vida y la muerte, el claroscuro era usado por él como el símbolo de la dualidad, y quizá por eso encontró en Nápoles el lugar donde mejor pudo desarrollar su obra. Artista y ciudad se conjugarían de tal modo, que el periodista Pietro Gargano asegura que Nápoles es una ciudad tan confusa como una pintura de Caravaggio, porque aunque haya luz, el fondo siempre queda oscuro.
Finalmente, cabe resaltar que Nápoles fue escenario de algunos films de Roberto Rosselinni, y recrea un universo ambivalente en La Pelle de Liliana Cavani, fue también la cuna del entrañable Antonio de Curtis “TotÚ”, de Massímo Troisi, de Sofía Loren. Asimismo, Nápoles ha sido fecunda por su valor en el cine con clara tendencia documental, pues en sus calles y a comienzos del siglo xx, Elvira Notari, la primera cineasta italiana, recogió secuencias que se convertirían en antológicas dentro del género –y que algunos pudimos ver en Barcelona gracias al festival de cultura napolitana, Els Napolitans’05– y que predicen la percepción del director de este documental: “Nápoles no tiene un alma, está hecha de miles, de millones de almas, y el documental es también un homenaje a ellas, incluidos los individuos anónimos que asentaron las bases de la ciudad. [...] Al mismo tiempo, tuve el privilegio de recoger en mi trabajo gran parte de sus enormes cualidades cinematográficas basadas en su complejidad, su concentrada energía, y su eterno contraste: esas tres ‘c’ que para mí son el reflejo de la ciudad”.


Marcela restom. Es doctora en Teoría de la literatura y Literatura comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona, y colaboradora de varias revistas culturales ibearoamericanas.

     
   
 
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