nº 133
ener0 2006
 
 
Debates
 

Me siento estadounidense

HernÁn Migoya

Dada la pujanza que experimentan los nacionalismos pequeñoburgueses en nuestras tierras y la fuerte compenetración que se exige actualmente entre las señas de identidad cultural y su equiparación con sentimientos de territorialidad e índole político-emocional, me veo en la necesidad de proclamar un origen propio. Como sea que mis influencias culturales y mi filiación personal consciente están mucho más ligadas al Imperio estadounidense, que ha definido la vida contemporánea occidental a todos los niveles –al menos la mía–, trayendo la civilización a zonas atrasadas y hasta hace muy poco sumisas a regímenes dictatoriales –como, pongamos por ejemplo, a aquellas a las que pertenecen la mayoría de ustedes–, y al considerarlo muy superior tecnológica y culturalmente a mi país de origen –la provinciana España– y a mi país de adopción –la aldeana Cataluña–, con todo el orgullo que se supone en estos casos (el tópico español dice que la ignorancia de los ciudadanos yanquis es tal que no saben situar España en el mapamundi: no se dan cuenta de que a casi nadie en el mundo le importa un pimiento donde esté situada España), aprovecho esta página para anunciar mi filiación sentimental y nacional para con los Estados Unidos de América, y para enumerar las razones que a ello me mueven, muy superiores numérica y cualitativamente a las que me pudieran ligar a un sentir europeo, español, catalán o sabadellense. Así, a partir de ahora, cada 12 de Octubre (Día de la Hispanidad) y cada 11 de Septiembre (Diada Nacional de Catalunya) –e incluso puede que cada Día del Orgullo Gay, que aún no sé muy bien en qué fecha cae pero por el que siento cierta empatía no coyuntural–, yo colgaré de mi ventana la hermosa bandera gringa que compré en una visita a la preciosa Seattle. ¡Vivan los USA, mi nación! H. M.


Lo que me gusta de Estados Unidos de América

Todo el mundo puede ser yanqui. Su individualismo. Su positivismo. Su inocencia. Su liberalismo económico. Su mínima intervención estatal. Su industria cultural. Su valoración del trabajo. Su tolerancia para opinar. Su política exterior. Su amor al rebelde. Su libertad para tener armas de fuego. Sus psicópatas. Sus sureñas. Sus negras.

La novela negra: Dashiell Hammett, James M. Cain, Charles Williams, William P. McGivern, Jim Thompson, John D. Macdonald, Andrew Vachss, James Ellroy.

La América gótica: Stephen King, Richard Matheson, Shirley Jackson.

La América épica: Robert E. Howard, Ken Kesey, Jim Harrison.

Hollywood: el poder de las mentiras. El cine de géneros: acción, policiaco, terror, suspense, western, comedia (la romántica y la descerebrada para adolescentes). Howard Hawks, Elia Kazan, Franklin J. Schaffner, John Milius, Peyton Reed, Tony Scott (inglés, pero hace pelis yanquis). Sus actores de una pieza: Kirk Douglas, Charlton Heston. Sus héroes reticentes: Robert Mitchum, Bruce Willis. Sus hombres duros: Clint Eastwood, Charles Bronson. Sus duros blandos: Sylvester Stallone, Kevin Costner. Sus caraduras: Burt Reynolds, Vince Vaughn. Su humor idiota: Jim Carrey, Adam Sandler, Will Ferrell. Sus caras divinas: Carole Lombard, Veronica Lake, Gene Tierney, Anne Heche, Barbara Hershey: la mujer más hermosa del mundo. El animal más bello del mundo: Marlon Brando.

Sus cómics. Frank Miller, Will Eisner, Howard Chaykin. Los autores contestatarios: Robert Crumb. Los librepensadores: Peter Bagge. Los superhéroes de John Byrne y los antihéroes de Charles Schulz.

Su sentido del espectáculo: Bob Fosse, Britney Spears.

Sus iconos: la Coca Cola, Elvis, Angela Channing.

Lo que me gusta de Europa
El pop inglés: Spice Girls, Queen, Wham, Sade, Suede.

El humor británico: John Cleese.

El travestismo.

El ingenio, la sobreactuación y la sensibilidad de sus gays: Oscar Wilde, Freddie Mercury, Adrian Lyne.

Su escuela de guionistas de cómic: Alan Moore, Jamie Delano, Peter Milligan. Ian Fleming y James Bond.

La pequeña muerte francesa. Los libertinos. Las cortesanas. Los lunares en el seno. Valerian Borowczyk. El sentido de la vida y el arte: Godard. La impertinencia parisina. El folletín literario: Fantomas, el Fantasma de la Ópera; los ladrones de guante blanco, los mosqueteros; Gaston Leroux, Maurice Leblanc. El polar: Jean-Patrick Manchette. Alain Delon: el hombre más guapo del mundo. Los perdedores: Lino Ventura. Las cabezas locas: B.B, Béatrice Dalle cuando se droga, la mueca de asco de Catherine Deneuve cirujeada. Valérie Kaprisky, la mujer más hermosa del mundo.

La vitalista sorna italiana. Los artistas sucios. Sergio Leone, Tonino Valerii, Ennio Morricone.

La melancolía y las cosas viejas. Praga. Kundera. El pesimismo. Los suecos: Ingmar Bergman, Lucas Moodysson. Las suecas.

Lo que me gusta de España
La canción española. La copla. Los vivalavirgen. La naturalidad del desnudo, incluso el gratuito. El cine de destape. Lo bien que se come y se vive, bajo democracia o dictadura. Los vividores. Berlanga. La tía Tula de Miguel Picazo. Los buenos directores de cine español de hoy: Juanma Bajo Ulloa, Daniel Calparsoro, Álex de la Iglesia, Koldo Serra (bueno, son vascos todos). Los arreglos musicales de los 70. Julio Iglesias, Rocío Dúrcal. La chulería a contracorriente: Gabinete Caligari, Alberto Vázquez-Figueroa. La excepción del realismo social: Ignacio Aldecoa.

La frivolidad y sus heroínas: Isabel Preysler, Mar Flores. Olé.

Lo que me gusta de Cataluña
La seriedad en el trabajo. La Cua de Palla. J.M. Serrat, Adrià Puntí, Albert Pla, Josep Pla, Joaquim Jordà, Empar Moliner, Ricardito Bofill. Cada uno se paga lo suyo.




Hernán Migoya (Ponferrada, 1971). Escritor “estadouniden-se”, acaba de publicar su primera novela a todo color: Observamos cómo cae Octavio (MR Ediciones). Para más info: http://www.hernanmigoya.com

     
   
 
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