lateral


abril 2002
Nº 88

home

 

El espejo de la crítica
Miguel Sánchez-Ostiz y 'El corazón de la niebla'

El corazón de la niebla, la última novela de Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950), fue publicada al mismo tiempo que La casa del rojo (Península), diarios donde el autor daba cuenta de los sucesos que siguieron a la publicación de su novela Las pirañas: amenazas contra su vida, pintadas en su casa y hasta una golpiza. El corazón de la niebla recoge situaciones equivalentes. Era inevitable, entonces, que la crítica se enfrentara alrededor de las relaciones entre estética y novela de tesis. Para algunos, las cualidades narrativas sostienen la ficción; para otros, la historia sucumbe a la carga ideológica.

 

José María Pozuelo Yvancos
ABC

Es una novela de tesis, mejor, de ideas, construida con ingredientes diversos, que se concibe como un puzzle por construir, al que faltan piezas porque así lo ha querido su autor. Miguel Sánchez-Ostiz consigue asomar al lector a un abismo de miseria moral, de fanatismo, de atavismos compartidos, pero no cierra la perspectiva: prefiere que el abismo sea abierto [...] .

Sánchez-Ostiz ha logrado por tanto que su artificio literario, la novela misma, en su propia estructura, señale la tesis que pretende denunciar: la verdad no puede ser desvelada, porque la tribu entiende que la verdad de quien no pertenece a ella es mentira, o no les incumbe. [...]

De forma que hay una lectura posible de esta novela como parábola de una arqueología sentimental del problema vasco, cifrado en que la división traumática que ha generado entre los de dentro y los de fuera, está asentada en mecanismos de funcionamiento sociológico profundamente atávicos, pertenecientes a sociedades rurales, que resulta vano, inútil, reducir a cualquiera de sus mecanismos explicativos [...].

Sánchez-Ostiz ha evitado, por la vía de la construcción de una voz inasequible a un solo plano, que el punto de vista de su narrador o de sus personajes se sitúe en un lugar fijo, porque es contradictorio, incluso osado, al escribir aformaciones sorprendentes que harán que diferentes lectores en bandos distintos aplaudan y censuren, según el caso. Esta vez la literatura rinde tributo a la complejidad, por más que la parábola tenga una conclusión inequívocamente situada en la ética de la piedad frente a toda barbarie y toda novela sostenga una lúcida condena a las leyes de la tribu.

Santos Sanz-Villanueva
El cultural

Una historia de violencias y corrupciones, un propósito de análisis que conduce a una denuncia y un estilo que acentúa algunos elementos retóricos para producir un énfasis revulsivo. En esta ocasión cuenta los sucesos un testigo, el cual, sabiendo muchas cosas, ignora otras, por lo que practica un método mayéutico: aunque resulte explícito, busca que el lector descubra la perversidad escondida tras los acontecimientos. [...]

Teniendo la novela un cierto tono ensayístico, es ante todo una ficción, así que [la búsqueda por el protagonista de su identidad personal] se despliega como una narración entre psicologista y sociológica donde aflora con contundencia un drama humano. Lo colectivo, de tanto peso en la obra, se hace verdad porque se trata como un drama acerca de motivos intemporales: el regreso a la patria o la decepción de un moderno y equivocado Ulises; la mitificación de la identidad colectiva, y, por su fuerte carga emocional, el problema de la soledad. [...] ¿Realismo o misantropía? Una dulcificación de la lengua imprecatoria tan típica del autor da al alegato un tono menos arrebatado que otras veces, aunque no menos pesimista.

Ramón González Férriz
Lateral

El corazón de la niebla y La casa del rojo adolecen de un mismo punto de partida que me parece nocivo: ambos libros escenifican un proyecto definido y cerrado, aseveran taxativamente desde el principio al fin y sólo parecen triunfar a la hora de demostrar aquello que únicamente simulaban poner a prueba [...]. La asunción de los problemas políticos y morales de nuestro tiempo como material narrativo implica no pocos riesgos, entre los cuales debe contarse el de confundir los impulsos éticos (que desprecian la barbarie o la estupidez) con las necesidades estéticas de una novela, por muy barojiana que se quiera. Y en [El corazón de la niebla] el intento paralelo de enunciar la imposibilidad de asumir lo rural y de dibujar una sociedad marcada por la injusticia queda diluido en un resultado demasiado dependiente, me parece a mí, del ímpetu de unas opiniones perfectamente combativas y tal vez indiscutibles en un columna de periódico o una sobremesa algo tensa, pero inadecuadas en una novela que quiera desvelar algo apenas percibido. Y es que a veces [...] vale la pena creer que la literatura no tiene nada que ver con las opiniones.

Christian Barranco
Qué leer

El resultado es interesante y bien documentado, y la resolución de la obra, abierta [] aunque conocida, resulta en este caso bastante acertada. Pero aunque el autor procura ofrecer siempre voces, opiniones diametralmente opuestas, el tono crepuscular del narrador parece dotar al relato de una dosis permanente de moralina y las explicaciones del amigo narrador se antojan demasiadas veces las de un juez, por encima del bien y del mal, presto a emitir el veredicto correcto, lo que priva a la novela de mayor vigor y, quizá, gancho.

Ricard Ruiz Garzón
La Razón

Planteada a modo de investigación con una leve trama detectivesca ­lo que constituye, junto al lenguaje depurado y preciso, otro de los signos distintivos del proyecto general de Sánchez-Ostiz­, la historia de Arróniz se convierte en un rompecabezas para el abogado narrador. La indagación planteada, sin embargo, incluirá otra, igualmente sin resolución: la de las claves para interpretar sin frivolidad el conflicto vasco.

No es posible negar que el autor aprovecha la figura del narrador abogado para mostrar desde la ironía muchos de sus desacuerdos con la actual situación en el País Vasco y Navarra []. Sin embargo, una de las aportaciones más interesantes del texto ­junto a su valor intrínsecamente literario, al que no afecta­ es la documentada y sosegada distancia con que Sánchez-Ostiz valora el complejo entramado en que se ha convertido el mundo sociopolítico de Euskadi. Sólo por eso, por el ejercicio de coraje y honestidad que supone no creerse en posesión de verdades únicas, la novela de Sánchez-Ostiz se erige como un referente en la literatura sobre el conflicto Vasco. Si se añaden la envergadura literaria del proyecto al que pertenece la obra y las calidades literarias que ostenta, El corazón de la niebla se convierte, al menos, en una de las apuestas más convincentes de la presente temporada de narrativa española.

Juan A. Masoliver Ródenas
La Vanguardia

Es fácil identificar, en Miguel Sánchez-Ostiz, al escritor con algunos de los protagonistas de sus libros, en los que aparece simultáneamente como testigo y como víctima. [...] En El corazón de la niebla reaparecen todos los conflictos dramatizados en las páginas de los diarios. La creación de un alter ego en la figura del narrador permite acentuar las contradicciones y la escala de los conflictos externos e internos. También aquí lo que da su mayor fuerza a la novela es la intensidad de la denuncia y la riqueza psicológica del personaje: la necesidad de rearmarse moralmente, la búsqueda de la verdad, la marginación, el desarraigo, el fracaso, la ausencia de amor o de sensualidad, las amistades perdidas, acosado por el rencor ajeno, devorado por el propio rencor. Un personaje que en su exasperada derrota y en su misma mezquindad adquiere una incómoda grandeza humana y literaria.