
|

abril
2004
Nº 112

home
|
Narrativa hispánica
LOS GIRASOLES CIEGOS
Alberto Méndez
Anagrama, Barcelona, 2004
155 págs., 12 €
Cuatro relatos, cuyos títulos numéricos
son ya de por sí significativos (1939, 1940, 1941 y 1942), como
cuatro sangrantes derrotas. Derrotas no sólo bélicas. Un
oficial franquista que, sabiendo que Madrid va a rendirse, se entrega
al adversario renunciando a participar en la victoria: no desea "conquistar
un cementerio". Un poeta adolescente que huye con su novia embarazada
-que muere en el parto- y que, escondido en el monte, va anotando en un
cuaderno sus reflexiones mientras se debate entre dejar morir a su hijo
-hijo de una huida- y la supervivencia. Un preso que conoció al
descendiente fusilado de su juez y que, tras días posponiendo la
sentencia con la invención de heroicidades para una madre desconsolada,
renuncia a la farsa para arrebatar al verdugo el consuelo de la autocomplacencia
y el orgullo falaz. Y un escolar cuyo padre vive escondido en un armario
y cuya madre, en su intento de proteger a un ser que se ha rendido, se
ve asediada sexualmente por un diácono lujurioso. Emoción
y sorpresa, además, al descubrir que el tercer relato está
conectado con el primero a través de un personaje-símbolo.
También el cuarto está conectado con el segundo.
Con esta obra, Alberto Méndez señala, con el dedo y la pluma,
uno de los vacíos más acuciantes no sólo de la reflexión
(filosófica, estética, ética) hispana, sino también
del ámbito político-institucional. Lo ponen de relieve los
últimos 25 años de vida española y la ingente cantidad
de lastres que aún hoy debilitan nuestra convivencia colectiva,
provenientes de la negra realidad preconstitucional y de un silencio demasiado
tiempo soportado. Realidad o ficción, es ésa una cuestión
de poca importancia: como dice el autor, todo lo contado es verdadero,
aunque quizá no sea cierto. Poco a poco, sin aspavientos, Méndez
va tejiendo retazos de honda fascinación, con el hilo de la miseria,
de la tragedia callada. Nada de grandes proclamas ideológicas,
de visiones generalizadoras que, tras los fuegos fatuos de un falso patetismo,
no dicen nada. Sólo avatares de seres concretos, reales, con sus
sufrimientos, sus esperanzas -pocas, o ninguna-, y su psicología,
con el nexo común de haber atravesado un suceso histórico,
una contienda, que los ha destrozado.
Una prosa de un lirismo contenido, casi enjuto, que de ahí mismo
extrae su fuerza. Tras tantas páginas dedicadas al acontecimiento
en los últimos tiempos, demasiado a menudo guiadas por cierto oportunismo,
algo verdaderamente interesante sobre nuestra guerra.
SERGIO COLINA MARTÍN
DIABLO GUARDIÁN
Xavier Velasco
Alfaguara, Madrid, 2003
500 págs., 19,95 €
En un tópico de captatio benevolentiae, el autor
deja escrito en su texto: "Si yo leyera una novela donde un personaje
de dieciséis años se pasea en limousines para impresionar
a sus vecinos, seguro esa pendeja me caería tan gorda que acabaría
quemando el pinche libro". Con todo, el autor es muy generoso, porque
"caer gorda", la Violetta protagonista de Diablo Guardián,
es reconocerle un estatus de realidad que en modo alguno se llega a alcanzar
a lo largo de las 500 páginas del libro. Son demasiadas, y muy
reiteradas, las exigencias de supresión del principio de verosimilitud
que el autor plantea al lector, como para que acabe aceptando la realidad
de la protagonista. No ocurre así, sin embargo, a pesar de la distorsión
necesaria en su plasmación literaria, con el coprotagonista de
la novela, fiel trasunto de la vida del autor, a pesar de que la literaturización
excesiva de éste le hurte, en parte, las simpatías de, al
menos, este lector. En ese juego metaliterario, porque la vida de la protagonista
se la cuenta ésta, a través de unas cintas magnetofónicas,
a quien habrá de escribir su historia y, en consecuencia, hacerla
"más interesante", se contiene el principal rasgo literario
del libro, su condición de auténtica "fiesta del lenguaje".
No obstante, el peso excesivo del registro coloquial tiene sus contras:
llega a colmar la paciencia del lector.
La estructura del libro alterna las voces narrativas de los dos protagonistas,
Violetta y Pig, hasta que sus destinos se cruzan hacia la mitad de la
novela y comienza una segunda parte que, a su manera, recuerda mucho la
película Vértigo, de Alfred Hitchcock. Ahora bien, entre
los años de putón verbenero que Violetta está en
Nueva Yok -con 16 años- y la segunda parte de su vida en México
D. F., hay una elipsis narrativa de cuatro años -¡nada menos
que de los 16 a los 20!- que deja perplejo al lector, y que le recuerda
la anécdo ta apócrifa de la narración encadenada
en la que participaba Borges y a quien le dejan el personaje tras haber
caído de la almena de un castillo, malherido, a un foso de cocodrilos.
"Cuando salí de allí...", continuó Borges,
impasible.
Con todo, cuando la trama del libro se centra en la vida familiar de la
protagonista, cuyos padres esquilman a la Cruz Roja para llevar una vida
de reyes, y que están empeñados en americanizar a sus hijos,
incluso tiñéndolos de rubio, la historia remonta el vuelo
y capta la atención con absoluta facilidad.
Las constantes referencias al mundo de los videojuegos, al rap, los cómics
y otras artes de uso juvenil, muestran bien a las claras que Diablo Guardián
aspira a conectar con un público muy concreto, si bien éste
no siempre se corresponda con el que acabe leyendo esta novela festiva.
DIMAS MAS
PALACIOS DE INVIERNO
Gabriel Albiac
Seix Barral, Barcelona, 2003
172 págs., 15 €
Palacios de invierno es la tercera novela del filósofo
y ensayista Gabriel Albiac (Utiel, Valencia, 1950), entre cuyos ensayos
cabe destacar La sinagoga vacía (1988), La muerte (1996) o Desde
la incertidumbre (2000). La novela se podría definir como la historia
de dos fracasos. Del fracaso personal de sus cuatro personajes y del fracaso
colectivo de unas ideas. Y en cuanto a la obra en sí misma, ¿estamos
también ante una novela fallida?
Desde un presente más o menos indefinido que arranca con el funeral
de Enrique (otro de los protagonistas, junto con Lucía), los dos
personajes principales, Carlos y Paula, van rememorando, mediante breves
episodios, la juventud de los cuatro en un grupo clandestino de extrema
izquierda durante los últimos años del franquismo y los
primeros de la democracia. Aquellos años y el presente se irán
intercalando, y observamos el contraste entre el pasado -activo, optimista,
ingenuo e idealizado- y el presente -pasivo, acomodado y cínico
pero realista-. En la novela no se dice explícitamente, pero se
percibe que estos cuatro jóvenes de entonces participaron en diversos
atentados contra el gobierno franquista, acaso pretendiendo la llamada
revolución del proletariado. Al cabo de los años, y ya instalados
cómoda y burguésmente en sus sillones, tan anclados en el
sistema contra el cual combatieron, y con un fuerte desengaño preñado
de un cinismo de corte nihilista, todos se dan cuenta de las equivocaciones
de antaño y de la inutilidad de aquellas luchas. Es entonces cuando
se hace patente la visión de sus vidas como fracaso y como pérdida
Albiac, pues, nos propone una inmisericorde mirada a los numerosos grupos
de la izquierda más o menos revolucionaria que actuaron durante
el franquismo y la posterior transición. De sus luchas, sus intentonas,
sus violencias y sus reivindicaciones, que, como se sabe, acabaron en
pobres resultados. Después de todo, el dictador murió de
viejo, y la revolución por la que tanto abogaron nunca ha tenido
lugar. Lamentablemente, estamos ante una promesa incumplida. Y es entonces
cuando respondemos afirmativamente a la pregunta del principio. Efectivamente,
se trata de una obra fallida. La razón principal radica en que
la forma ahoga al fondo. El alambicamiento y en ocasiones la ininteligibilidad
del lenguaje y del estilo hacen que uno se fije más en el cómo
que en el qué. Y también ocasiona al lector que se pregunte
si el autor no habrá preferido un lucimiento de tipo estético
por encima de una exposición de un tejido argumental sólido.
Por otro lado, la estructura se complica innecesariamente. Y al final
el conjunto acaba por producir confusión.
El autor probablemente haya acertado en su análisis de una sociedad.
Pero Palacios de invierno es novela y no ensayo, y, por tanto, el contenido
debiera acompañarse de un continente adecuado; el equilibrio entre
estos dos elementos no se da, lo que da lugar, en definitiva, a una obra
incompleta.
ESDRES JARUCHIK NAVEIRAS
AVA LO DIJO DESPUÉS
Silvia Adela Kohan
Grafein Ediciones,
Barcelona, 2003
183 págs., 14 €
Ava, una joven esposa burguesa, mientras se pinta las
uñas y murmura "mi vida es siempre igual", enciende el
televisor. El telediario está a punto de acabar y la presentadora
informa de playas llenas antes de que empiece el verano. De pronto, la
cámara enfoca una pareja. A pesar de la brevedad, Ava reconoce
en el hombre a su marido.
A partir de ese momento, la vida de Ava deja de ser "siempre igual".
Una serie de hechos cotidianos y movimientos sutiles de la realidad que
bordean los límites del azar, aunque sin tocarlos, urde una delicada
trama que compromete el destino de Ava y el de otras tres mujeres.
Una de las características de la novela actual es su escasa audacia
formal y su apego a los cánones de la narrativa del siglo XIX.
Las historias de la novela contemporánea discurren por autopistas
argumentales, cuyas variantes están convenientemente señalizadas
de modo que el lector, una vez que ha pagado su peaje, corre directamente
hacia el final del libro sin que pueda imaginar o pensar nada distinto
de lo que el autor ha trazado. En consecuencia, se trata de una novela
extremadamente limitada para expresar la complejidad del mundo moderno
y que sólo es vehículo ideológico del pensamiento
único.
A diferencia de esta narrativa de falsa modernidad, Silvia Adela Kohan,
discípula de Noé Jitrik, uno de los más prestigiosos
críticos de literatura, ha escrito una novela sustentada en un
argumento sólido y, al mismo tiempo, abierto. Un argumento que
evoluciona dramáticamente, impulsado por las tensiones confluyentes
de las peripecias existenciales de las cuatro mujeres. Ellas son la expresión
de un mundo femenino sostenido por intuiciones y conocimientos que se
resiste a la fuerza y a la hegemonía de una cultura patriarcal
-magníficamente expuesta a través del drama de la identidad
judía de una de las protagonistas-, que también mutila la
capacidad de comprensión y expresión de los hombres.
Ava lo dijo después es una novela que trata, desde el punto de
vista femenino, de la incapacidad real de hombres y mujeres para comunicarse
sobre las bases de una relación libre, despojada de prejuicios.
Kohan aborda este tema con estilo claro y un perfecto dominio de los tempos
narrativos, que actúan como verdaderos puntos de apoyo para que
el lector avance y, al mismo tiempo, se comprometa en el descubrimiento
de esa realidad que late, parafraseando a Graham Green, al revés
de la trama evidente. Es precisamente este factor activo, que convierte
la literatura en vida y la vida en literatura, no sólo el que confiere
a Ava lo dijo después una verdadera modernidad, sino también
el que da el implícito mensaje de que cada ser humano es capaz
de descubrir y afirmar su propia identidad en el reconocimiento completo
del otro.
ANTONIO TELLO
Narrativa extranjera
MI VIDA EN ROSE
David Sedaris
Trad. de Toni Hill Gumbao
Mondadori, Barcelona, 2003
238 págs., 17 €
A través de los relatos de David Sedaris, uno llega
a comprender el porqué de su gran popularidad como comentarista
en la National Public Radio, y, aunque nada importe averiguar si fue la
amenidad de su estilo lo que le permitió acceder a los medios de
comunicación o si fue la exigencia de los medios la que le inclinó
hacia la práctica de un ejercicio mediático, la estrecha
relación entre ambos es un rasgo palpable en todos sus relatos.
Respeto a Cíclopes (Mondadori, 2002), su libro anterior, quizá
se echen de menos la espontaneidad, la osadía y los juegos experimentales.
No obstante, al reemplazar tales cualidades por otras, como la sutileza,
el rigor y la uniformidad, aporta aires de madurez y una mayor consistencia
a la obra de este escritor de raíz grecoamericana que, preservando
lo esencial de Cíclopes y renunciando a las grandes complicaciones
formales, apuesta una vez más por la mezcla, en clave humorística,
de ficción y autobiografía. Todo ello mediante una prosa
sin pretensiones que cede todo el protagonismo a la ironía y a
los puntos álgidos de un humor preciso, eficaz y perfectamente
dosificado.
Mi vida en rose se divide en dos bloques diferenciados. El primero hace
referencia a su infancia y a los años vividos en América,
pone el punto de mira en la familia norteamericana común y en la
absurdidad de sus valores y las obsesiones de un padre vulgar y ambicioso
que pretende forjar unos hijos modélicos a imagen y semejanza suya.
El segundo trata parte de su estancia en París, se centra en los
problemas ante una nueva lengua y un nuevo país y en la singular
percepción del "otro". Un americano en París que
analiza la concepción de los americanos desde Francia y la de los
franceses desde Estados Unidos. Todos los tópicos sobre la nacionalidad,
la lengua, la religión y el turismo son exprimidos por un David
Sedaris que se presenta con todas sus preocupaciones, sus delirios, sus
peculiaridades y su particular visión crítica, ahora tamizada
por el filtro de esa distancia que le permite aprender a soñar
sobre América.
En conjunto, se trata de un libro sólido, de un proyecto bien definido
y conducido por una clara intención final. Mi vida en rose sigue
un rumbo fijo en todo momento y, tal vez por este motivo, junto con la
presencia de una voz narradora única y la sucesión cronológica
de los relatos, la obra se despliega como un collage de episodios que
se entrelazan y se aproximan sin complejos a los dominios de la novela.
ALBERT GRABULOSA
MIDDLESEX
Jeffrey Eugenides
Trad. de Benito
Gómez Ibáñez
Anagrama, Barcelona, 2003
678 págs., 24,50 €
Jeffrey Eugenides, con su segunda novela, Middlesex (Premio
Pulitzer, 2003), parece resistir exitosamente las ansias clasificatorias
de etiquetaje de la crítica.
Algunos han definido Middlesex como una historia sobre (pseudo)hermafroditismo.
Es cierto que la novela se centra en Calíope Stephanides, que vivirá
los años sesenta y seten ta, los primeros de su vida, como la hija
de una familia griega en Estados Unidos, y que, al cumplir 14 años,
descubre que es una hermafrodita -o, mejor dicho, una pseudohermafrodita
"con deficiencia de 5-alfa reductasa"-. Sin embargo, Middlesex
no es solamente la historia de una hermafrodita y sus problemas de identidad
sexual. Como afirma Andrew O'Hehir, crítico literario del Washington
Post, la vida de Cal (que no aparece hasta la mitad del libro) se interrelaciona
extraordinariamente con las de otros personajes, así como con diversos
momentos clave de las historias griega y americana.
Sin embargo, el éxito de Middlesex no deriva solamente de su naturaleza
ecléctica, sino también de su exitosa y subversiva mezcla
de elementos. Aunque Miller señala algunos fallos estructurales
de la novela (por ejemplo, la extraña asociación de Michael
Dukakis con la Nación Islámica), lo cierto es que, en términos
generales, el entretejido novelesco resulta verosímil y, sobre
todo, innovador. Mientras el doctor Peter Luce (personaje basado en el
famoso doctor John Money) intenta descubrir la "verdadera" identidad
masculina o femenina de Cal, éste nos habla sobre varias culturas,
como la de los indios Navajo, donde no existen dos, sino tres sexos, y
donde el tercer sexo goza de un enorme respeto y reconocimiento social.
Asimismo, Cal reniega de las tesis biologistas y construccionistas de
la identidad sexual, pues al final de la novela huye para evitar la cirugía
y los tratamientos hormonales de un médico que considera que catorce
años de vivir como una chica son más importantes que la
identidad masculina que Cal quiere adoptar (Miller). Dicho de otra manera,
Cal Stephanides es un ser liminal, capaz de des(cons)truir las fronteras
que dividen a la humanidad, dotado/a de la "capacidad de comunicarse
entre los géneros, de ver no sólo con la visión de
un sexo, sino con el estereoscopio de ambos". Cal nos habla de intersexualidades,
de sentimientos híbridos, de la alegría en la tristeza y,
en definitiva, de la enorme complejidad, sutileza y contradicciones de
la naturaleza humana. De ahí deriva, sin duda alguna, el talento
de Jeffrey Eugenides, que, con Las vírgenes suicidas (1993) y Middlesex,
ocupa ya un lugar entre los grandes de la literatura estadounidense contemporánea,
junto con Jonathan Franzen, Don DeLillo o Richard Ford.
JOSEP M. ARMENGOL
UN AÑO ENTRE LOS PERSAS
Edward Granville Browne
Trad. de J. R., Gallo Vázquez
y J. Rodríguez Vargas
El Cobre, Barcelona, 2004
535 págs., 25 €
Encontrar una obra del profesor Edward Granville Browne
(1862-1926) vertida al castellano ha sido una gran sorpresa en el casi
vacío mundo que sobre la literatura y la cultura persa existe en
castellano. Este gran académico inglés de finales del siglo
xix y principios del xx, paradigma del viajero inglés comprometido
con el mundo que amaba, se zambulló, valga la expresión,
en este maravilloso a la vez que enigmático mundo que es Irán,
y llegó a ser uno de los expertos más reconocidos del mundo
persa.
Actualmente, sus obras siguen siendo extraordinarios libros de consulta,
pese a haber sido publicados hace casi un siglo. Baste traer a colación
la enciclopédica A Literary History of Persia, en cuatro volúmenes.
En Un año entre los persas encontramos el relato de un joven Edward
Browne viviendo su primera experiencia con Persia, un mundo que no le
era extraño (dominaba el persa, el turco y el árabe), pero
que todavía no había tenido el placer de visitar. Libro
de viajes, de vivencias personales, de relatos, de erudición también.
Donde se mezcla el contacto con la realidad del pueblo con las sensaciones
de encuentros anhelados (Isfahán, Shiraz, Persépolis, etc.),
y donde se nos ofrecen de una forma sutil observaciones sobre los personajes
que va encontrando en su periplo iraní, sobre los acontecimientos
históricos que ocurren durante su viaje, sobre el interés
que despierta en él el movimiento religioso Babí. Junto
con estos datos, se nos ofrecen todo tipo de llamadas de atención
eruditas que demuestran en qué grado Edward Browne era un aventajado
conocedor de la cultura y la tradición literaria persas. Pero,
hay que volver a señalarlo, este libro no sólo es un libro
de viajes, de vivencias y de sensaciones. Es un perfecto manifiesto de
la atracción que despertaba en Edward Browne la cultura persa en
todas sus manifestaciones. La presente edición no sólo es
una traducción magnífica de un libro ampliamente difundido
en las principales lenguas occidentales, sino que aporta un número
importante de notas aclaratorias, que demuestran lo cuidado de la edición
y el grado de conocimiento erudito de ambos traductores -José Ramón
Gallo y Joaquín Rodríguez-.
A quienes busquen una aproximación a este maravilloso mundo -el
persa-, Un año entre los persas les introducirá de la mano
de uno de los mejores especialistas en la realidad, tal vez ya difícil
de encontrar, del Irán de finales del siglo xix. En definitiva,
es un cliché de un mundo lejano y exótico que nos ayudará
a conocer la realidad del mundo persa.
JOSÉ FCO. CUTILLAS FERRER
Poesía
CONTRA LA VIDA QUIETA
Elvio Romero
Candaya, Canet de Mar, 2003
Contiene CD con la voz del autor y de Rafael Alberti
284 págs., 15 €
Desde su silencioso retiro en Buenos Aires, Elvio Romero
(Yegros, Paraguay, 1926) nos ofrece la fuerza y belleza de su poesía,
recogida en Contra la vida quieta, una ambiciosa antología que
recorre sus trece libros de poesía. Elvio Romero refleja en su
poesía la esencia de la tierra donde nació. Aquella tierra
de ríos y cascadas, de regiones selváticas y campos resecos
de los indios guaraníes. Aunque conoció el dolor del exilio
y fue un viajero infatigable, su voz se nutre de un lenguaje con el que
aprendió a nombrar el mundo. Con esa voz canta a la tierra dura
y magnánima, al trabajo, que debiera ser un acto de libertad -y
no causa de opresión-, y al amor, como fuerza que redime y salva.
La poesía de Elvio Romero se opone a la resignación y a
la indiferencia. Por eso dice de él Rafael Alberti: "Las alas,
sí, las alas / contra la vida quieta. / Cante, llore el poeta /
volando entre las balas". Como su amigo León Felipe, Elvio
Romero asume los ritmos del sentimiento colectivo con acento propio y
entrega a su lector el sentido liberador de la palabra poética.
Dice Elvio: "Heme aquí, con los de mi camino: / el Justo,
el Pobre, el Perseguido / y el Rebelde. De parte alguna vino / mi voz,
sino de ellos. (...) / Se me fue dado este cantar por ellos. / Heme aquí,
derramado en mi camino". Un rasgo fundamental de la poesía
de Elvio Romero es el trabajo del poema: la ordenación interior,
los latidos rítmicos de los versos, el espacio metafórico
y la fluencia de símbolos; todo en su poesía es un movimiento
en el que se trata la tierra, los gestos humanos, los sueños: "Éste
es el aire, el aire venturoso / en viaje hacia el rumor y la espesura
/ de esa fuerza de imán y de hermosura / que orla tus labios con
lo más dichoso". La reivindicación de la dignidad del
trabajo humano genera otro movimiento que convierte el instrumento poético
en arma, para luchar y esperar el tiempo de la justicia y de la libertad.
Se trata de un movimiento solidario para redimir a los oprimidos con la
palabra del poeta.
Finalmente, el movimiento poético encuentra su caudal firme, la
plenitud exacta, en el tema del amor, que en la juventud es fuego, y en
la vejez, lumbre. Elvio trata el amor como un sentimiento abarcador que
se dirige a todas las dimensiones humanas. En un juego de contrastes,
se llega al equilibrio y acaba borrando los límites que enfrentan
a los contrarios para reconciliarlos en un gesto universal.
TERESA MARTÍN TAFFAREL
ZONA CERO
José Luis Giménez-Frontín
Emboscall, Vic, 2003
62 págs., 5 €
"El arte es un juguete", decía Antonio
Machado en el poema que cita Jaime Gil de Biedma al comienzo de Las personas
del verbo, y que trataba de cómo el poeta debe plantearse su escritura
con la tranquilidad de un barco que "aguarda que la marea suba"
para partir. Esa misma aparente sencillez y modestia en el planteamiento
parece tener también José Luis Giménez-Frontín
(Barcelona, 1943) -considerado uno de los herederos de la generación
del cincuenta- en Zona cero, su último poemario: "Con la humildad
creciente / de estrellas que titilan / en un helado albor / ese frágil
hilillo / que aún me ata a la vida", dice en "Los poemas".
No es una mala manera de plantearse la escritura de la poesía en
una época de fatuos que creen un mérito el escribir de modo
que nadie os entienda. Los poemas que forman la obra son, en su mayoría,
una plasmación de experiencias vividas (o, al menos, simulaciones
de éstas, elaboradas ad hoc para los versos); poemas, pues, que
bien podrían incluirse en la llamada poesía de la experiencia,
de la que serían uno de los más recientes exponentes. Y,
como experiencia que engloba todas, "fin de siècle" (título
de una de las composiciones), simbolizado por esa zona cero de Manhattan
alrededor de la cual parece girar el mundo desde los atentados del 11
de septiembre.
Giménez-Frontín logra equilibrar bastante bien las vivencias
más próximas, como la visión de una "taula menorquina",
que permite al poeta regresar a "la noche varada de los tiempos"
en que este monumento megalítico fue construido, y los acontecimientos
que han sacudido este fin-principio de siglo y cuyas ondas también
han llegado a la poesía, como los mencionados atentados de Nueva
York ("Zona cero") o la hazaña heroica de Julia "Butterfly"
Hill, la ecologista que pasó dos años subida a una secuoya
milenaria en California para evitar que la talaran ("Transfiguración
de Julia 'Buterflay' Hill…").
Son destacables las numerosas referencias culturales, a través
de las cuales el lector puede viajar de Aristóteles a Nietzsche,
y de la poetisa rusa Nina Gagen-Torn al cantautor George Brassens. En
"Leve tarascada versicular…", por ejemplo, se libra una
encarnizada pero no por ello menos divertida batalla entre el poeta "aristotélico"
y el "platónico" -representantes de los dos grandes cauces
estéticos de la poesía occidental-, que se lanzan mutuas
pullas, el primero criticando el espiritualismo del segundo y éste
el materialismo del primero: "quimera acuosa, gasiforme" llama
el aristotélico a la poesía del platónico; a lo que
éste responde: "Quizás haya más sombra bajo
la luz del día / que la cantada con la impudicia ingenua / por
tus cinco sentidos". La riña queda, pues, en empate.
IRENE RENAU ARAQUE
POR CUATRO DUROS. CÓMO (N0) APAÑÁRSELAS
EN ESTADOS UNIDOS
Barbara Ehrenreich
Trad. de Carmen Aguilar
RBA, Barcelona, 2003
239 págs., 17 €
Si cuando los capitostes del FMI o sus voceros nacionales
hablan de desregulación del mercado laboral, de flexibilidad, terapia
de choque o contención de la inflación, usted no sabe a
ciencia cierta a qué se refieren, ahora tiene una magnífica
oportunidad para descubrirlo. La periodista Barbara Ehrenreich, colaboradora
habitual de Time o New York Times Magazine, decidió en 1998 acercarse
a un tema tabú en Estados Unidos: la pobreza.
Más exactamente, se propuso averiguar "cómo viven las
trabajadoras no cualificadas con el jornal que reciben". Convencida
de que había algún sistema de ahorro que ella desconocía,
o algún "truco" para poder llegar a fin de mes, asumió
como reto descubrirlo y se sumó al mercado de los sueldos bajos
como camarera, dependienta, etc. Y lo que descubrió, por supuesto,
fue que no existía tal truco. Sencillamente, no se puede vivir
-si atribuimos a vivir ciertos valores distintos del mínimo de
no estar muerto- con los sueldos que se pagan a los trabajadores no cualificados
en el país más poderoso de la Tierra. La conclusión
no nos extraña. Hace mucho ya que Chomsky habla de la importación
del modelo laboral del Tercer Mundo al primero, que U. Beck ha explicado
la "brasileñización" de nuestras economías,
o las estadísticas han presentado, para quien quiera verlas, la
dramática situación de millones de personas que viven en
los márgenes de la miseria. Es el workfare: trabaja duro y pásalas
canutas. Es el resultado en Estados Unidos de la espeluznante reforma
de la Seguridad Social de 1996. Al abandono por parte del Estado de sus
obligaciones se ha sumado, también, el fervor por ese progreso
social incuestionable llamado "tolerancia cero": las cárceles
rebosan. Barbara Ehrenreich nos cuenta en este reportaje con irresistible
gancho lo que el sociólogo Richard Sennet había denunciado
hace unos años: la corrosión del carácter. Describe
ese proceso patético por el que una persona es despojada de su
dignidad y sus derechos civiles, por el que ingresa en una dictadura feroz
y es convertido en basura humana intercambiable por cualquier otra basura
en sus mismas condiciones, al tiempo que ofrece pistas de por qué
los estadounidenses pobres son tan obesos, por qué es tan alto
el consumo de ansiolíticos, antidepresivos o analgésicos,
o por qué la esperanza de vida varía de forma tan escandalosa
entre las clases sociales.
El problema, como expone con contundencia la autora, puede entenderlo
cualquiera: "¡Es el mercado, gilipollas!". La solución
es mucho más complicada pero igualmente necesaria, pues, sencillamente,
es inconcebible que podamos acostumbrarnos a tamaño despropósito.
De momento, ya lo saben. Cuando oigan hablar por la televisión
a alguno de nuestros distinguidos defensores de la nueva economía
-habitualmente un funcionario, claro-, acuérdense de este libro.
Y saquen conclusiones. Merece la pena.
ANTONIO GARCÍA VILA
LIBERTAD CONQUISTADA
Hans Küng
Trad. de Daniel Romero
Trotta, Madrid, 2003
622 págs., 36 €
Con Libertad conquistada, libro de memorias del teólogo
suizo Hans Küng, la editorial Trotta apuesta una vez más por
un texto inspirado en una teología crítica y comprometida.
El voluminoso ejemplar recorre los momentos más importantes de
la formación del autor, así como las más relevantes
visicitudes que su actitud de coherencia y compromiso le llevarán
a protagonizar. Entre estos episodios, ocupan un lugar destacado la opción
de Küng por el sacerdocio, su defensa de los derechos de los empleados
del colegio de Roma, los quebraderos de cabeza ocasionados por su tesis
doctoral acerca de la doctrina de la justificación, de intención
claramente ecuménica, su obra preparatoria del Concilio Vaticano
II, Concilio y reunificación, y su activo papel como conferenciante
dispuesto a difundir su concepción renovadora del catolicismo.
La lealtad que el autor manifiesta hacia sus convicciones y hacia quienes
han desempeñado un papel de progreso dentro de la Iglesia hacen
que esta obra sirva también de reconocimiento a la labor de cuantos,
por razones obvias, no ocuparán nunca un puesto destacado dentro
de la jerarquía.
El libro, que se detiene tal vez excesivamente en el primer período
de juventud, cobra un gran interés a partir de la exposición
de los aspectos clave de la tesis doctoral de Küng. Esta parte muestra
en qué grado la dilucidación científica de la historia
puede llegar a resultar incómoda a quienes defienden un determinado
status quo.
Küng no ha pretendido escribir un mero libro de balance personal.
Libertad conquistada abunda en exégesis teológicas que tal
vez en alguna ocasión den por supuestos conocimientos que el lector
amplio al cual va dirigida la obra no tiene por qué tener. Aun
así, el estilo sobrio del autor consigue siempre exhibir con suficiente
claridad el dilema moral, la trascendencia ética y el relieve cristiano
que se esconde detrás de la maraña académica que
gravita a su alrededor en forma de tesis contrapuestas, adhesiones, defecciones
y claros enemigos.
La obra de Küng evidencia que el cristianismo, liberado del lastre
de toda una larga tradición anquilosante y desvirtuadora, constituye
una apuesta moral perfectamente legítima y solidaria en un mundo
y una Iglesia todavía muy a distancia del sentido original y ecuménico
a cuya recuperación ha destinado el autor su vida entera. Sin duda
alguna, Libertad conquistada es una de esas obras que, más allá
de credos particulares, seducen al lector al ofrecerle un claro ejemplo
de dignidad amenazada por quienes tratan de imponer unos principios que
vuelven la espalda a las auténticas necesidades del ser humano.
RAMON SURROCA
Cine
CINE DOCUMENTAL EN AMÉRICA LATINA
Paulo Antonio Paranaguá
Cátedra, Madrid, 2003
539 págs., 25,90 €
Las primeras imágenes en movimiento de América
Latina fueron captadas en México por Gabriel Veyre, un empleado
de los hermanos Lumière, en el año 1896. En un incipiente
siglo xx, el cine -sobre todo el documental- participaba de la naciente
circulación de imágenes iniciada con la fotografía
y la tarjeta postal, prototípicas de la era de la reproducibilidad
técnica.
Dentro de esa tónica, el presente volumen recoge 80 textos -escritos
por más de 30 especialistas de todo el mundo- en que se analizan
50 películas que muestran la variedad de estrategias, temas y estéticas
del documental latinoamericano. Una de las características de este
tipo de cine es que estuvo financiado -y por lo tanto supeditado- a los
intereses y necesidades del Estado de dichos países, que han utilizado
el formato del documental para filmes didácticos, informativos,
políticos y… (sobre todo) panfletarios. El propósito
de esta obra es no limitar este corpus sólo a la vertiente del
testimonio social o el compromiso político, adoptando en cambio
una perspectiva histórica amplia, que no se ciña solamente
al llamado "nuevo cine latinoamericano" de la segunda mitad
del siglo xx.
Al rastrear la tradición y la renovación del cine documental
latinoamericano, así como su eventual singularidad, se plantea
otra cuestión de bastante actualidad: ¿Es lo mismo América
Latina filmada por sus cineastas que por documentalistas de paso? Si bien
el documental sigue siendo considerado el pariente pobre del cine, esta
obra muestra que se trata de un género expresivo de las cinematografías
del continente. Este libro colectivo intenta suplir el hecho de que el
documental de América Latina sea una problemática casi virgen
en la historiografía iberoamericana, con textos escritos por especialistas
de una docena de países de Latinoamérica, Norteamérica
y Europa. Incluye cincuenta películas estudiadas detenidamente,
que muestran la variedad de estrategias, temas y estéticas del
documental latinoamericano a lo largo del siglo xx, más allá
de la tónica militante. A través de 15 ensayos, se analiza
la obra de realizadores cuya trayectoria está identificada con
el documental, siendo uno de ellos el gallego Carlos Velo, maestro de
varias generaciones de mexicanos. La evolución del género
en América Latina y su recepción en España preceden
ese enfoque plural.
Los documentales filmados por los latinoamericanos fueron producidos en
diálogo, a menudo conflictivo, con la vi sión de cineastas
de paso y de noticiarios internacionales, como No-Do, en tiempos de Franco.
En poco más de 500 páginas, este estudio alimenta -con un
amplio espectro de autores y tendencias- un debate contemporáneo
que necesita abordajes multidisciplinarios: la circulación de las
imágenes en la era de la globalización.
JULIÁN CHAPPA
LA POLÍTICA DE LOS AUTORES
Antoine de Baecque
Paidós, Barcelona, 2003
178 págs., 13 €
La revista francesa Cahiers du Cinéma es, desde
sus orígenes y hasta nuestros días, un punto de referencia
obligatorio para cualquier cinéfilo que se precie. Por sus páginas
han desfilado nombres ilustres de la crítica y la teoría,
a la par que se han desarrollado planteamientos de gran calado en la cultura
cinematográfica de todos nosotros. Tras más de cincuenta
años de Cahiers, Antoine de Baecque ha recopilado los textos más
señalados de la intensa vida de la publicación en la obra
La petite anthologie des Cahiers du cinéma, y Paidós ha
traducido al castellano, en cuatro volúmenes, dicha selección
de Baecque, y ha proporcionado a nuestra lengua una obra obligatoria en
el terreno cinéfilo.
El primero de los cuatro volúmenes, La política de los autores.
Manifiestos de una generación de cinéfilos, contiene textos
impagables de autores fundamentales dentro de la crítica y la teoría
cinematográfica, centrados en un tema revelador en su momento y
al que hoy debemos mucho: la política de los autores, es decir,
la propuesta según la cual la crítica de cine debe centrarse
en valorar a los autores de películas (término presente
en otras áreas pero ambiguo en el campo del celuloide). La iniciativa
supuso un punto de inflexión en el devenir del pensamiento cinematográfico,
incluso para aquellos que no compartían sus principios. Su principal
valedor, el joven y guerrillero Truffaut, y sus ilustres colegas de una
enorme generación emergente (Rivette, Godard o Rohmer, por citar
algunos) encumbraron los nombres de Hitchcock, Welles, Renoir o Lang (entre
otros) como verdaderos autores de filmes, por encima de comunes realizadores
al uso, y legaron para la historia la noción de autor como el valor
que respetar por encima de cualquier cosa. Los planteamientos contrarios,
por otro lado, estuvieron encabezados por la maestría de André
Bazin (curiosamente, él fue la llave de acceso a Cahiers de esta
joven generación), pero en ningún momento lograron hacer
desaparecer el peso de la propuesta.
Este libro recoge, de forma cronológica, la evolución de
la política de los autores, desde su nacimiento con Truffaut hasta
sus revisiones críticas más actuales; un delicioso camino
por recorrer para el que desee comprender cuál fue realmente la
propuesta y cuánto debe la reflexión cinematográfica
a la magia de la generación de oro de la revista francesa.
FRANCISCO PÁEZ
Dos libros de ciencia (social
y natural)
Sobre la condición humana
Marcos Manuel Sánchez
Juan Carlos Castelló Meliá, Ocho metáforas
sobre la condición humana, Diálogo, Valencia, 2003, 136
págs., 9,25 ; De la Biotecnología a la clonación,
Diálogo, Valencia, 2003, 128 págs., 9,25 €
En la colección "Tábano", la editorial Diálogo
recoge títulos de carácter divulgativo que conjugan las
ciencias sociales con las naturales.
Ocho metáforas sobre la condición humana nos lleva de la
mano en un recorrido que facilita la comprensión de la naturaleza
humana mediante ocho relatos muy ilustrativos.
Juan Carlos Castelló Meliá, profesor de Filosofía
en Enseñanza Secundaria y Bachillerato, selecciona en este libro
una serie de metáforas didácticas referidas al ser humano
y a su condición de ser-moral. En la tradición didáctica
hebraica se desarrolló el género literario del midrash (colección
de mitos, cuentos y otras narraciones.) Los maestros de Israel usaban
el midrash para facilitar la interpretación del mensaje de su cosmovisión
religiosa. Este recorrido se llevaba a cabo con una finalidad última:
explicar el sentido de la vida. Según el midrash haggadá,
hombres y mujeres necesitan orientar el curso de su cotidianeidad para
que sus vidas, entretejidas con la ética y la moral, cobren sentido.
El autor realiza un análisis análogo a los midrash hebraicos,
pero en forma de relatos confeccionados con materiales de nuestra propia
cultura.
¿Cómo explicar el bien y el mal que nos divide? ¿Cómo
conocernos mejor a nosotros mismos? Se analiza de forma amena a clásicos
como Platón en el mito de la caverna, donde encontramos que las
cosas no son lo que parecen, ni son como dicen otros que son. La realidad
de nuestro mundo aparece disfrazada, y Platón propone que nos liberemos
y la descubramos tal como es. En el mito del prisionero, unos personajes
mantienen a otros en el engaño. A su vez, estos son cautivos de
otros que velan su percepción de la realidad, impidiéndoles
conocer la auténtica trama en la que se hallan inmersos.
Con el personaje de Medardo, del cuento de Italo Calvino, se cuestiona
si el ser humano es un ser escindido por naturaleza y si esas dos mitades
son armonizables. Medardo, un hombre "entero, ni bueno ni malo, sino
una mezcla de bondad y maldad", recorre los valles y bosques del
feudo haciendo a veces el bien y a veces el mal tal como discurre la vida
del hombre y la mujer en su devenir terrenal, engarzados en la dualidad:
lo justo y lo injusto, cuerpo y alma…
La parábola del "buen samaritano" la traduce Castelló
Meliá a nuestro tiempo en el deseo de llegar a "nuestra mejor
posibilidad". La capacidad de elegir determina la posibilidad de
ser héroes.
"Los desheredados de la tierra" son aquellos que arrancan sus
raíces del lugar donde han nacido. Nuestro pasaporte humano lo
proporciona la mezcla de razas que llevamos en la sangre. Pero la ignorancia
sobre el concepto de raza lleva a algunos hacia el indeseable racismo,
asentado en un profundo olvido de nuestra herencia multicultural.
El midrash nos proporcionará ayuda para descubrir la verdad, otorgándonos
el criterio y la perspicacia que iluminarán el camino hacia la
dignidad de nuestra existencia.
El segundo título que traemos a éstas páginas, De
la Biotecnología a la clonación, hace un repaso de la evolución
de la ciencia biológica en todas sus formas: desde la Microbiología
hasta la Ingeniería Genética, que permite identificar los
genes responsables de enfermedades, ver la predisposición genética
de un individuo a sufrir determinada enfermedad o de qué modo va
a reaccionar su organismo ante los tratamientos farmacológicos.
¿Tendremos un biochip que llevaremos con nosotros como una tarjeta
de identidad genética? El conocimiento del genoma humano posibilitará
nuevos métodos terapéuticos, como la farmacogenómica,
mediante la cual se podrán tratar enfermedades con fármacos
hechos a medida. La terapia génica permitirá aplicar estrategias
para corregir defectos genéticos o para dotar a la célula
de nuevas funciones que permitan la autocuración en enfermedades
hereditarias, como la diabetes o la hemofilia, o adquiridas, como el cáncer.
Se hace referencia a aplicaciones de la Ingeniería Genética
en agricultura y ganadería para mejorar el rendimiento de cosechas
y de animales.
Por otro lado, se resaltan los aspectos éticos de todas estas posibilidades,
punto en el cual las reflexiones de este libro convergen con las del anterior,
haciendo, por ejemplo, referencia a la Declaración Universal sobre
el Genoma Humano, realizada en la Conferencia de la UNESCO de 1997, o
a la aceptación o no de patentar genes. Y es que tenemos que encontrar
el equilibrio riesgo/beneficio a la hora de pensar en la Ingeniería
Genética o la Biotecnología como solución a problemas
médicos o industriales. Y, sobre todo, velar por la bioseguridad,
esto es, garantizar la segura aplicación de la biotecnología
en salud y medio ambiente. Pero en todos los casos, no es sino una información
transparente lo que dará a la sociedad el criterio y la capacidad
para discernir lo que le conviene dentro de un marco ético.
Extranjería
MES ÉTABLISSEMENTS
Yaël Pachet
Verticales, París, 2004
139 págs., 16 €
Lo que caracteriza este singular relato, que muy bien
podría encajar en esa nueva corriente literaria a la que algunos
franceses ya empiezan a referirse con el irónico nombre de moije,
no son tanto las instituciones a las que se alude en el título
(Mes établissements emula al nombre de una de las obras de Henri
Michaux, Mes propriétés), sino la profusión de reflexiones,
caóticas y bellas, de un personaje femenino
al que la autora parece identificar con sí misma. Los établissements
de Pachet no son más que un pretexto para la construcción
de una narración a partir de un yo frágil, víctima
de sucesivas reclusiones, tanto físicas (primero en un internado,
después en una clínica para enfermos mentales), como psicológicas
(la imposibilidad de huir a través del arte, el recuerdo obstinado
de un amor adolescente, la escritura).
En el periplo de encierros, Jean Genet se convierte en un fiel y adorado
acompañante, fusión entre la desesperación y el deseo
de belleza, más allá de todos los límites, de todos
los muros. Sin embargo, son precisamente estas reclusiones las que van
medrando, con el paso del tiempo, un discurso de una sabiduría
extraña, clarividencia de quien, y no sólo una vez, ha tocado
fondo.
Y el texto, la voz, no sirven más que para ratificar este fracaso,
esta impotencia.
ANNA GIL BARDAJÍ
AUNQUE NO ENTENDAMOS NADA
Enrique Vila-Matas
J. C. Sáez Editor, Santiago de Chile, 2003
174 págs., 9 €
Este rey Midas barcelonés ha hecho un pacto con
el diablo -como su propio nombre leído al revés delata-
y todo aquello que toca su prosa lo convierte en oro literario. Además,
él se alimenta de esta estricta dieta dorada llamada Literatura;
tal y como afirma en el prólogo:
"... toda mi poética, basada
fundamentalmente en cargar de sentido al absurdo y considerar que lo esencial
de la realidad se encuentra en los libros". Y eso es lo que contienen
estas páginas: un narrador que quiere entender al mundo y que para
ello narra hasta (con)fundir vida y literatura, y concluye que la manera
más feliz de vivir es narrar, pero que, a pesar de todo, sigue
sin entender nada o muy poco. Si ahora Vila-Matas es reverenciado como
novelista, conviene también reivindicar su faceta de cuentista,
o esta otra de articulista, aunque las fronteras entre géneros
literarios se borran en la obra vila-matiana hasta formar un único
cuerpo narrativo. Sus cuentos y artículos son más asequibles,
porque son más redondos y están mejor pulidos; aunque no
sean tan embriagadores y experimentales. Tanto en la distancia corta -el
grueso del volumen lo componen 40 colaboraciones con el periódico
chileno Las Últimas Noticias-, como en la distancia más
larga -"Discurso de Caracas" (publicado en el nº 82 de
Lateral), o el que da título al volumen- Vila-Matas sigue en estado
de gracia, y eso ya no es noticia.
QUIM PÉREZ
MELE DI MARE
Juan Vicente Piqueras
Casa Editrice Le Lettere, Florencia, 2003
156 págs., 14 €
Muchos son los hispanistas -en el amplio sentido de la
palabra- que han buscado en el extranjero la estabilidad profesional que
no ofrece nuestro país. Uno de ellos es el poeta valenciano -por
fin tenemos a un buen poeta valenciano fuera del "círculo
de Valencia", formado alrededor de Francisco Brines- Juan Vicente
Piqueras. Piqueras se encuentra afincado en el Instituto Cervantes de
Roma. De ahí su gran relación con la poesía italiana
(ha traducido a varios poetas italianos, como Cesare Zavattini -de próxima
aparición en España de la mano de Visor- y Tonino Guerra).
Ahora le traduce sus versos al italiano Martha L. Canfield, en la editorial
Casa Editrice Le Lettere, en traducción mejorable, pero significativa
para dar a conocer la buena poesía de Piqueras. Mele di mare (Las
manzanas del mar) incluye en versión bilingüe algunos de los
poemas más significativos del libro La latitud de los caballos
(Hiperión, 1999) -que mereció el III Premio de Poesía
Antonio Machado, además de consagrar a Piqueras después
de sus anteriores tres títulos como un poeta de profundidad y nitidez
lírica-, aparte de varios poemas que todavía no han visto
la luz pública en nuestro país, correspondientes a los libros
inéditos: Teoría del horizonte y Adverbios de lugar. La
presentación corre a cargo de Luis Sepúlveda.
JUAN FRANCISCO JIMÉNEZ
|
|