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abril 2004
Nº 112

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Narrativa hispánica

LOS GIRASOLES CIEGOS
Alberto Méndez
Anagrama, Barcelona, 2004
155 págs., 12 €

Cuatro relatos, cuyos títulos numéricos son ya de por sí significativos (1939, 1940, 1941 y 1942), como cuatro sangrantes derrotas. Derrotas no sólo bélicas. Un oficial franquista que, sabiendo que Madrid va a rendirse, se entrega al adversario renunciando a participar en la victoria: no desea "conquistar un cementerio". Un poeta adolescente que huye con su novia embarazada -que muere en el parto- y que, escondido en el monte, va anotando en un cuaderno sus reflexiones mientras se debate entre dejar morir a su hijo -hijo de una huida- y la supervivencia. Un preso que conoció al descendiente fusilado de su juez y que, tras días posponiendo la sentencia con la invención de heroicidades para una madre desconsolada, renuncia a la farsa para arrebatar al verdugo el consuelo de la autocomplacencia y el orgullo falaz. Y un escolar cuyo padre vive escondido en un armario y cuya madre, en su intento de proteger a un ser que se ha rendido, se ve asediada sexualmente por un diácono lujurioso. Emoción y sorpresa, además, al descubrir que el tercer relato está conectado con el primero a través de un personaje-símbolo. También el cuarto está conectado con el segundo.
Con esta obra, Alberto Méndez señala, con el dedo y la pluma, uno de los vacíos más acuciantes no sólo de la reflexión (filosófica, estética, ética) hispana, sino también del ámbito político-institucional. Lo ponen de relieve los últimos 25 años de vida española y la ingente cantidad de lastres que aún hoy debilitan nuestra convivencia colectiva, provenientes de la negra realidad preconstitucional y de un silencio demasiado tiempo soportado. Realidad o ficción, es ésa una cuestión de poca importancia: como dice el autor, todo lo contado es verdadero, aunque quizá no sea cierto. Poco a poco, sin aspavientos, Méndez va tejiendo retazos de honda fascinación, con el hilo de la miseria, de la tragedia callada. Nada de grandes proclamas ideológicas, de visiones generalizadoras que, tras los fuegos fatuos de un falso patetismo, no dicen nada. Sólo avatares de seres concretos, reales, con sus sufrimientos, sus esperanzas -pocas, o ninguna-, y su psicología, con el nexo común de haber atravesado un suceso histórico, una contienda, que los ha destrozado.
Una prosa de un lirismo contenido, casi enjuto, que de ahí mismo extrae su fuerza. Tras tantas páginas dedicadas al acontecimiento en los últimos tiempos, demasiado a menudo guiadas por cierto oportunismo, algo verdaderamente interesante sobre nuestra guerra.
SERGIO COLINA MARTÍN

DIABLO GUARDIÁN
Xavier Velasco
Alfaguara, Madrid, 2003
500 págs., 19,95 €

En un tópico de captatio benevolentiae, el autor deja escrito en su texto: "Si yo leyera una novela donde un personaje de dieciséis años se pasea en limousines para impresionar a sus vecinos, seguro esa pendeja me caería tan gorda que acabaría quemando el pinche libro". Con todo, el autor es muy generoso, porque "caer gorda", la Violetta protagonista de Diablo Guardián, es reconocerle un estatus de realidad que en modo alguno se llega a alcanzar a lo largo de las 500 páginas del libro. Son demasiadas, y muy reiteradas, las exigencias de supresión del principio de verosimilitud que el autor plantea al lector, como para que acabe aceptando la realidad de la protagonista. No ocurre así, sin embargo, a pesar de la distorsión necesaria en su plasmación literaria, con el coprotagonista de la novela, fiel trasunto de la vida del autor, a pesar de que la literaturización excesiva de éste le hurte, en parte, las simpatías de, al menos, este lector. En ese juego metaliterario, porque la vida de la protagonista se la cuenta ésta, a través de unas cintas magnetofónicas, a quien habrá de escribir su historia y, en consecuencia, hacerla "más interesante", se contiene el principal rasgo literario del libro, su condición de auténtica "fiesta del lenguaje". No obstante, el peso excesivo del registro coloquial tiene sus contras: llega a colmar la paciencia del lector.
La estructura del libro alterna las voces narrativas de los dos protagonistas, Violetta y Pig, hasta que sus destinos se cruzan hacia la mitad de la novela y comienza una segunda parte que, a su manera, recuerda mucho la película Vértigo, de Alfred Hitchcock. Ahora bien, entre los años de putón verbenero que Violetta está en Nueva Yok -con 16 años- y la segunda parte de su vida en México D. F., hay una elipsis narrativa de cuatro años -¡nada menos que de los 16 a los 20!- que deja perplejo al lector, y que le recuerda la anécdo ta apócrifa de la narración encadenada en la que participaba Borges y a quien le dejan el personaje tras haber caído de la almena de un castillo, malherido, a un foso de cocodrilos. "Cuando salí de allí...", continuó Borges, impasible.
Con todo, cuando la trama del libro se centra en la vida familiar de la protagonista, cuyos padres esquilman a la Cruz Roja para llevar una vida de reyes, y que están empeñados en americanizar a sus hijos, incluso tiñéndolos de rubio, la historia remonta el vuelo y capta la atención con absoluta facilidad.
Las constantes referencias al mundo de los videojuegos, al rap, los cómics y otras artes de uso juvenil, muestran bien a las claras que Diablo Guardián aspira a conectar con un público muy concreto, si bien éste no siempre se corresponda con el que acabe leyendo esta novela festiva.
DIMAS MAS

PALACIOS DE INVIERNO
Gabriel Albiac
Seix Barral, Barcelona, 2003
172 págs., 15 €

Palacios de invierno es la tercera novela del filósofo y ensayista Gabriel Albiac (Utiel, Valencia, 1950), entre cuyos ensayos cabe destacar La sinagoga vacía (1988), La muerte (1996) o Desde la incertidumbre (2000). La novela se podría definir como la historia de dos fracasos. Del fracaso personal de sus cuatro personajes y del fracaso colectivo de unas ideas. Y en cuanto a la obra en sí misma, ¿estamos también ante una novela fallida?
Desde un presente más o menos indefinido que arranca con el funeral de Enrique (otro de los protagonistas, junto con Lucía), los dos personajes principales, Carlos y Paula, van rememorando, mediante breves episodios, la juventud de los cuatro en un grupo clandestino de extrema izquierda durante los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia. Aquellos años y el presente se irán intercalando, y observamos el contraste entre el pasado -activo, optimista, ingenuo e idealizado- y el presente -pasivo, acomodado y cínico pero realista-. En la novela no se dice explícitamente, pero se percibe que estos cuatro jóvenes de entonces participaron en diversos atentados contra el gobierno franquista, acaso pretendiendo la llamada revolución del proletariado. Al cabo de los años, y ya instalados cómoda y burguésmente en sus sillones, tan anclados en el sistema contra el cual combatieron, y con un fuerte desengaño preñado de un cinismo de corte nihilista, todos se dan cuenta de las equivocaciones de antaño y de la inutilidad de aquellas luchas. Es entonces cuando se hace patente la visión de sus vidas como fracaso y como pérdida
Albiac, pues, nos propone una inmisericorde mirada a los numerosos grupos de la izquierda más o menos revolucionaria que actuaron durante el franquismo y la posterior transición. De sus luchas, sus intentonas, sus violencias y sus reivindicaciones, que, como se sabe, acabaron en pobres resultados. Después de todo, el dictador murió de viejo, y la revolución por la que tanto abogaron nunca ha tenido lugar. Lamentablemente, estamos ante una promesa incumplida. Y es entonces cuando respondemos afirmativamente a la pregunta del principio. Efectivamente, se trata de una obra fallida. La razón principal radica en que la forma ahoga al fondo. El alambicamiento y en ocasiones la ininteligibilidad del lenguaje y del estilo hacen que uno se fije más en el cómo que en el qué. Y también ocasiona al lector que se pregunte si el autor no habrá preferido un lucimiento de tipo estético por encima de una exposición de un tejido argumental sólido. Por otro lado, la estructura se complica innecesariamente. Y al final el conjunto acaba por producir confusión.
El autor probablemente haya acertado en su análisis de una sociedad. Pero Palacios de invierno es novela y no ensayo, y, por tanto, el contenido debiera acompañarse de un continente adecuado; el equilibrio entre estos dos elementos no se da, lo que da lugar, en definitiva, a una obra incompleta.
ESDRES JARUCHIK NAVEIRAS

AVA LO DIJO DESPUÉS
Silvia Adela Kohan
Grafein Ediciones,
Barcelona, 2003
183 págs., 14 €

Ava, una joven esposa burguesa, mientras se pinta las uñas y murmura "mi vida es siempre igual", enciende el televisor. El telediario está a punto de acabar y la presentadora informa de playas llenas antes de que empiece el verano. De pronto, la cámara enfoca una pareja. A pesar de la brevedad, Ava reconoce en el hombre a su marido.
A partir de ese momento, la vida de Ava deja de ser "siempre igual". Una serie de hechos cotidianos y movimientos sutiles de la realidad que bordean los límites del azar, aunque sin tocarlos, urde una delicada trama que compromete el destino de Ava y el de otras tres mujeres.
Una de las características de la novela actual es su escasa audacia formal y su apego a los cánones de la narrativa del siglo XIX. Las historias de la novela contemporánea discurren por autopistas argumentales, cuyas variantes están convenientemente señalizadas de modo que el lector, una vez que ha pagado su peaje, corre directamente hacia el final del libro sin que pueda imaginar o pensar nada distinto de lo que el autor ha trazado. En consecuencia, se trata de una novela extremadamente limitada para expresar la complejidad del mundo moderno y que sólo es vehículo ideológico del pensamiento único.
A diferencia de esta narrativa de falsa modernidad, Silvia Adela Kohan, discípula de Noé Jitrik, uno de los más prestigiosos críticos de literatura, ha escrito una novela sustentada en un argumento sólido y, al mismo tiempo, abierto. Un argumento que evoluciona dramáticamente, impulsado por las tensiones confluyentes de las peripecias existenciales de las cuatro mujeres. Ellas son la expresión de un mundo femenino sostenido por intuiciones y conocimientos que se resiste a la fuerza y a la hegemonía de una cultura patriarcal -magníficamente expuesta a través del drama de la identidad judía de una de las protagonistas-, que también mutila la capacidad de comprensión y expresión de los hombres.
Ava lo dijo después es una novela que trata, desde el punto de vista femenino, de la incapacidad real de hombres y mujeres para comunicarse sobre las bases de una relación libre, despojada de prejuicios. Kohan aborda este tema con estilo claro y un perfecto dominio de los tempos narrativos, que actúan como verdaderos puntos de apoyo para que el lector avance y, al mismo tiempo, se comprometa en el descubrimiento de esa realidad que late, parafraseando a Graham Green, al revés de la trama evidente. Es precisamente este factor activo, que convierte la literatura en vida y la vida en literatura, no sólo el que confiere a Ava lo dijo después una verdadera modernidad, sino también el que da el implícito mensaje de que cada ser humano es capaz de descubrir y afirmar su propia identidad en el reconocimiento completo del otro.
ANTONIO TELLO

Narrativa extranjera

MI VIDA EN ROSE
David Sedaris
Trad. de Toni Hill Gumbao
Mondadori, Barcelona, 2003
238 págs., 17 €

A través de los relatos de David Sedaris, uno llega a comprender el porqué de su gran popularidad como comentarista en la National Public Radio, y, aunque nada importe averiguar si fue la amenidad de su estilo lo que le permitió acceder a los medios de comunicación o si fue la exigencia de los medios la que le inclinó hacia la práctica de un ejercicio mediático, la estrecha relación entre ambos es un rasgo palpable en todos sus relatos.
Respeto a Cíclopes (Mondadori, 2002), su libro anterior, quizá se echen de menos la espontaneidad, la osadía y los juegos experimentales. No obstante, al reemplazar tales cualidades por otras, como la sutileza, el rigor y la uniformidad, aporta aires de madurez y una mayor consistencia a la obra de este escritor de raíz grecoamericana que, preservando lo esencial de Cíclopes y renunciando a las grandes complicaciones formales, apuesta una vez más por la mezcla, en clave humorística, de ficción y autobiografía. Todo ello mediante una prosa sin pretensiones que cede todo el protagonismo a la ironía y a los puntos álgidos de un humor preciso, eficaz y perfectamente dosificado.
Mi vida en rose se divide en dos bloques diferenciados. El primero hace referencia a su infancia y a los años vividos en América, pone el punto de mira en la familia norteamericana común y en la absurdidad de sus valores y las obsesiones de un padre vulgar y ambicioso que pretende forjar unos hijos modélicos a imagen y semejanza suya. El segundo trata parte de su estancia en París, se centra en los problemas ante una nueva lengua y un nuevo país y en la singular percepción del "otro". Un americano en París que analiza la concepción de los americanos desde Francia y la de los franceses desde Estados Unidos. Todos los tópicos sobre la nacionalidad, la lengua, la religión y el turismo son exprimidos por un David Sedaris que se presenta con todas sus preocupaciones, sus delirios, sus peculiaridades y su particular visión crítica, ahora tamizada por el filtro de esa distancia que le permite aprender a soñar sobre América.
En conjunto, se trata de un libro sólido, de un proyecto bien definido y conducido por una clara intención final. Mi vida en rose sigue un rumbo fijo en todo momento y, tal vez por este motivo, junto con la presencia de una voz narradora única y la sucesión cronológica de los relatos, la obra se despliega como un collage de episodios que se entrelazan y se aproximan sin complejos a los dominios de la novela.
ALBERT GRABULOSA

MIDDLESEX
Jeffrey Eugenides
Trad. de Benito
Gómez Ibáñez
Anagrama, Barcelona, 2003
678 págs., 24,50 €

Jeffrey Eugenides, con su segunda novela, Middlesex (Premio Pulitzer, 2003), parece resistir exitosamente las ansias clasificatorias de etiquetaje de la crítica.
Algunos han definido Middlesex como una historia sobre (pseudo)hermafroditismo. Es cierto que la novela se centra en Calíope Stephanides, que vivirá los años sesenta y seten ta, los primeros de su vida, como la hija de una familia griega en Estados Unidos, y que, al cumplir 14 años, descubre que es una hermafrodita -o, mejor dicho, una pseudohermafrodita "con deficiencia de 5-alfa reductasa"-. Sin embargo, Middlesex no es solamente la historia de una hermafrodita y sus problemas de identidad sexual. Como afirma Andrew O'Hehir, crítico literario del Washington Post, la vida de Cal (que no aparece hasta la mitad del libro) se interrelaciona extraordinariamente con las de otros personajes, así como con diversos momentos clave de las historias griega y americana.
Sin embargo, el éxito de Middlesex no deriva solamente de su naturaleza ecléctica, sino también de su exitosa y subversiva mezcla de elementos. Aunque Miller señala algunos fallos estructurales de la novela (por ejemplo, la extraña asociación de Michael Dukakis con la Nación Islámica), lo cierto es que, en términos generales, el entretejido novelesco resulta verosímil y, sobre todo, innovador. Mientras el doctor Peter Luce (personaje basado en el famoso doctor John Money) intenta descubrir la "verdadera" identidad masculina o femenina de Cal, éste nos habla sobre varias culturas, como la de los indios Navajo, donde no existen dos, sino tres sexos, y donde el tercer sexo goza de un enorme respeto y reconocimiento social. Asimismo, Cal reniega de las tesis biologistas y construccionistas de la identidad sexual, pues al final de la novela huye para evitar la cirugía y los tratamientos hormonales de un médico que considera que catorce años de vivir como una chica son más importantes que la identidad masculina que Cal quiere adoptar (Miller). Dicho de otra manera, Cal Stephanides es un ser liminal, capaz de des(cons)truir las fronteras que dividen a la humanidad, dotado/a de la "capacidad de comunicarse entre los géneros, de ver no sólo con la visión de un sexo, sino con el estereoscopio de ambos". Cal nos habla de intersexualidades, de sentimientos híbridos, de la alegría en la tristeza y, en definitiva, de la enorme complejidad, sutileza y contradicciones de la naturaleza humana. De ahí deriva, sin duda alguna, el talento de Jeffrey Eugenides, que, con Las vírgenes suicidas (1993) y Middlesex, ocupa ya un lugar entre los grandes de la literatura estadounidense contemporánea, junto con Jonathan Franzen, Don DeLillo o Richard Ford.
JOSEP M. ARMENGOL

UN AÑO ENTRE LOS PERSAS
Edward Granville Browne
Trad. de J. R., Gallo Vázquez
y J. Rodríguez Vargas
El Cobre, Barcelona, 2004
535 págs., 25 €

Encontrar una obra del profesor Edward Granville Browne (1862-1926) vertida al castellano ha sido una gran sorpresa en el casi vacío mundo que sobre la literatura y la cultura persa existe en castellano. Este gran académico inglés de finales del siglo xix y principios del xx, paradigma del viajero inglés comprometido con el mundo que amaba, se zambulló, valga la expresión, en este maravilloso a la vez que enigmático mundo que es Irán, y llegó a ser uno de los expertos más reconocidos del mundo persa.
Actualmente, sus obras siguen siendo extraordinarios libros de consulta, pese a haber sido publicados hace casi un siglo. Baste traer a colación la enciclopédica A Literary History of Persia, en cuatro volúmenes. En Un año entre los persas encontramos el relato de un joven Edward Browne viviendo su primera experiencia con Persia, un mundo que no le era extraño (dominaba el persa, el turco y el árabe), pero que todavía no había tenido el placer de visitar. Libro de viajes, de vivencias personales, de relatos, de erudición también. Donde se mezcla el contacto con la realidad del pueblo con las sensaciones de encuentros anhelados (Isfahán, Shiraz, Persépolis, etc.), y donde se nos ofrecen de una forma sutil observaciones sobre los personajes que va encontrando en su periplo iraní, sobre los acontecimientos históricos que ocurren durante su viaje, sobre el interés que despierta en él el movimiento religioso Babí. Junto con estos datos, se nos ofrecen todo tipo de llamadas de atención eruditas que demuestran en qué grado Edward Browne era un aventajado conocedor de la cultura y la tradición literaria persas. Pero, hay que volver a señalarlo, este libro no sólo es un libro de viajes, de vivencias y de sensaciones. Es un perfecto manifiesto de la atracción que despertaba en Edward Browne la cultura persa en todas sus manifestaciones. La presente edición no sólo es una traducción magnífica de un libro ampliamente difundido en las principales lenguas occidentales, sino que aporta un número importante de notas aclaratorias, que demuestran lo cuidado de la edición y el grado de conocimiento erudito de ambos traductores -José Ramón Gallo y Joaquín Rodríguez-.
A quienes busquen una aproximación a este maravilloso mundo -el persa-, Un año entre los persas les introducirá de la mano de uno de los mejores especialistas en la realidad, tal vez ya difícil de encontrar, del Irán de finales del siglo xix. En definitiva, es un cliché de un mundo lejano y exótico que nos ayudará a conocer la realidad del mundo persa.
JOSÉ FCO. CUTILLAS FERRER

Poesía

CONTRA LA VIDA QUIETA
Elvio Romero
Candaya, Canet de Mar, 2003
Contiene CD con la voz del autor y de Rafael Alberti
284 págs., 15 €

Desde su silencioso retiro en Buenos Aires, Elvio Romero (Yegros, Paraguay, 1926) nos ofrece la fuerza y belleza de su poesía, recogida en Contra la vida quieta, una ambiciosa antología que recorre sus trece libros de poesía. Elvio Romero refleja en su poesía la esencia de la tierra donde nació. Aquella tierra de ríos y cascadas, de regiones selváticas y campos resecos de los indios guaraníes. Aunque conoció el dolor del exilio y fue un viajero infatigable, su voz se nutre de un lenguaje con el que aprendió a nombrar el mundo. Con esa voz canta a la tierra dura y magnánima, al trabajo, que debiera ser un acto de libertad -y no causa de opresión-, y al amor, como fuerza que redime y salva.
La poesía de Elvio Romero se opone a la resignación y a la indiferencia. Por eso dice de él Rafael Alberti: "Las alas, sí, las alas / contra la vida quieta. / Cante, llore el poeta / volando entre las balas". Como su amigo León Felipe, Elvio Romero asume los ritmos del sentimiento colectivo con acento propio y entrega a su lector el sentido liberador de la palabra poética. Dice Elvio: "Heme aquí, con los de mi camino: / el Justo, el Pobre, el Perseguido / y el Rebelde. De parte alguna vino / mi voz, sino de ellos. (...) / Se me fue dado este cantar por ellos. / Heme aquí, derramado en mi camino". Un rasgo fundamental de la poesía de Elvio Romero es el trabajo del poema: la ordenación interior, los latidos rítmicos de los versos, el espacio metafórico y la fluencia de símbolos; todo en su poesía es un movimiento en el que se trata la tierra, los gestos humanos, los sueños: "Éste es el aire, el aire venturoso / en viaje hacia el rumor y la espesura / de esa fuerza de imán y de hermosura / que orla tus labios con lo más dichoso". La reivindicación de la dignidad del trabajo humano genera otro movimiento que convierte el instrumento poético en arma, para luchar y esperar el tiempo de la justicia y de la libertad. Se trata de un movimiento solidario para redimir a los oprimidos con la palabra del poeta.
Finalmente, el movimiento poético encuentra su caudal firme, la plenitud exacta, en el tema del amor, que en la juventud es fuego, y en la vejez, lumbre. Elvio trata el amor como un sentimiento abarcador que se dirige a todas las dimensiones humanas. En un juego de contrastes, se llega al equilibrio y acaba borrando los límites que enfrentan a los contrarios para reconciliarlos en un gesto universal.
TERESA MARTÍN TAFFAREL

ZONA CERO
José Luis Giménez-Frontín
Emboscall, Vic, 2003
62 págs., 5 €

"El arte es un juguete", decía Antonio Machado en el poema que cita Jaime Gil de Biedma al comienzo de Las personas del verbo, y que trataba de cómo el poeta debe plantearse su escritura con la tranquilidad de un barco que "aguarda que la marea suba" para partir. Esa misma aparente sencillez y modestia en el planteamiento parece tener también José Luis Giménez-Frontín (Barcelona, 1943) -considerado uno de los herederos de la generación del cincuenta- en Zona cero, su último poemario: "Con la humildad creciente / de estrellas que titilan / en un helado albor / ese frágil hilillo / que aún me ata a la vida", dice en "Los poemas". No es una mala manera de plantearse la escritura de la poesía en una época de fatuos que creen un mérito el escribir de modo que nadie os entienda. Los poemas que forman la obra son, en su mayoría, una plasmación de experiencias vividas (o, al menos, simulaciones de éstas, elaboradas ad hoc para los versos); poemas, pues, que bien podrían incluirse en la llamada poesía de la experiencia, de la que serían uno de los más recientes exponentes. Y, como experiencia que engloba todas, "fin de siècle" (título de una de las composiciones), simbolizado por esa zona cero de Manhattan alrededor de la cual parece girar el mundo desde los atentados del 11 de septiembre.
Giménez-Frontín logra equilibrar bastante bien las vivencias más próximas, como la visión de una "taula menorquina", que permite al poeta regresar a "la noche varada de los tiempos" en que este monumento megalítico fue construido, y los acontecimientos que han sacudido este fin-principio de siglo y cuyas ondas también han llegado a la poesía, como los mencionados atentados de Nueva York ("Zona cero") o la hazaña heroica de Julia "Butterfly" Hill, la ecologista que pasó dos años subida a una secuoya milenaria en California para evitar que la talaran ("Transfiguración de Julia 'Buterflay' Hill…").
Son destacables las numerosas referencias culturales, a través de las cuales el lector puede viajar de Aristóteles a Nietzsche, y de la poetisa rusa Nina Gagen-Torn al cantautor George Brassens. En "Leve tarascada versicular…", por ejemplo, se libra una encarnizada pero no por ello menos divertida batalla entre el poeta "aristotélico" y el "platónico" -representantes de los dos grandes cauces estéticos de la poesía occidental-, que se lanzan mutuas pullas, el primero criticando el espiritualismo del segundo y éste el materialismo del primero: "quimera acuosa, gasiforme" llama el aristotélico a la poesía del platónico; a lo que éste responde: "Quizás haya más sombra bajo la luz del día / que la cantada con la impudicia ingenua / por tus cinco sentidos". La riña queda, pues, en empate.
IRENE RENAU ARAQUE

POR CUATRO DUROS. CÓMO (N0) APAÑÁRSELAS EN ESTADOS UNIDOS
Barbara Ehrenreich
Trad. de Carmen Aguilar
RBA, Barcelona, 2003
239 págs., 17 €

Si cuando los capitostes del FMI o sus voceros nacionales hablan de desregulación del mercado laboral, de flexibilidad, terapia de choque o contención de la inflación, usted no sabe a ciencia cierta a qué se refieren, ahora tiene una magnífica oportunidad para descubrirlo. La periodista Barbara Ehrenreich, colaboradora habitual de Time o New York Times Magazine, decidió en 1998 acercarse a un tema tabú en Estados Unidos: la pobreza.
Más exactamente, se propuso averiguar "cómo viven las trabajadoras no cualificadas con el jornal que reciben". Convencida de que había algún sistema de ahorro que ella desconocía, o algún "truco" para poder llegar a fin de mes, asumió como reto descubrirlo y se sumó al mercado de los sueldos bajos como camarera, dependienta, etc. Y lo que descubrió, por supuesto, fue que no existía tal truco. Sencillamente, no se puede vivir -si atribuimos a vivir ciertos valores distintos del mínimo de no estar muerto- con los sueldos que se pagan a los trabajadores no cualificados en el país más poderoso de la Tierra. La conclusión no nos extraña. Hace mucho ya que Chomsky habla de la importación del modelo laboral del Tercer Mundo al primero, que U. Beck ha explicado la "brasileñización" de nuestras economías, o las estadísticas han presentado, para quien quiera verlas, la dramática situación de millones de personas que viven en los márgenes de la miseria. Es el workfare: trabaja duro y pásalas canutas. Es el resultado en Estados Unidos de la espeluznante reforma de la Seguridad Social de 1996. Al abandono por parte del Estado de sus obligaciones se ha sumado, también, el fervor por ese progreso social incuestionable llamado "tolerancia cero": las cárceles rebosan. Barbara Ehrenreich nos cuenta en este reportaje con irresistible gancho lo que el sociólogo Richard Sennet había denunciado hace unos años: la corrosión del carácter. Describe ese proceso patético por el que una persona es despojada de su dignidad y sus derechos civiles, por el que ingresa en una dictadura feroz y es convertido en basura humana intercambiable por cualquier otra basura en sus mismas condiciones, al tiempo que ofrece pistas de por qué los estadounidenses pobres son tan obesos, por qué es tan alto el consumo de ansiolíticos, antidepresivos o analgésicos, o por qué la esperanza de vida varía de forma tan escandalosa entre las clases sociales.
El problema, como expone con contundencia la autora, puede entenderlo cualquiera: "¡Es el mercado, gilipollas!". La solución es mucho más complicada pero igualmente necesaria, pues, sencillamente, es inconcebible que podamos acostumbrarnos a tamaño despropósito. De momento, ya lo saben. Cuando oigan hablar por la televisión a alguno de nuestros distinguidos defensores de la nueva economía -habitualmente un funcionario, claro-, acuérdense de este libro. Y saquen conclusiones. Merece la pena.
ANTONIO GARCÍA VILA

LIBERTAD CONQUISTADA
Hans Küng
Trad. de Daniel Romero
Trotta, Madrid, 2003
622 págs., 36 €

Con Libertad conquistada, libro de memorias del teólogo suizo Hans Küng, la editorial Trotta apuesta una vez más por un texto inspirado en una teología crítica y comprometida. El voluminoso ejemplar recorre los momentos más importantes de la formación del autor, así como las más relevantes visicitudes que su actitud de coherencia y compromiso le llevarán a protagonizar. Entre estos episodios, ocupan un lugar destacado la opción de Küng por el sacerdocio, su defensa de los derechos de los empleados del colegio de Roma, los quebraderos de cabeza ocasionados por su tesis doctoral acerca de la doctrina de la justificación, de intención claramente ecuménica, su obra preparatoria del Concilio Vaticano II, Concilio y reunificación, y su activo papel como conferenciante dispuesto a difundir su concepción renovadora del catolicismo. La lealtad que el autor manifiesta hacia sus convicciones y hacia quienes han desempeñado un papel de progreso dentro de la Iglesia hacen que esta obra sirva también de reconocimiento a la labor de cuantos, por razones obvias, no ocuparán nunca un puesto destacado dentro de la jerarquía.
El libro, que se detiene tal vez excesivamente en el primer período de juventud, cobra un gran interés a partir de la exposición de los aspectos clave de la tesis doctoral de Küng. Esta parte muestra en qué grado la dilucidación científica de la historia puede llegar a resultar incómoda a quienes defienden un determinado status quo.
Küng no ha pretendido escribir un mero libro de balance personal. Libertad conquistada abunda en exégesis teológicas que tal vez en alguna ocasión den por supuestos conocimientos que el lector amplio al cual va dirigida la obra no tiene por qué tener. Aun así, el estilo sobrio del autor consigue siempre exhibir con suficiente claridad el dilema moral, la trascendencia ética y el relieve cristiano que se esconde detrás de la maraña académica que gravita a su alrededor en forma de tesis contrapuestas, adhesiones, defecciones y claros enemigos.
La obra de Küng evidencia que el cristianismo, liberado del lastre de toda una larga tradición anquilosante y desvirtuadora, constituye una apuesta moral perfectamente legítima y solidaria en un mundo y una Iglesia todavía muy a distancia del sentido original y ecuménico a cuya recuperación ha destinado el autor su vida entera. Sin duda alguna, Libertad conquistada es una de esas obras que, más allá de credos particulares, seducen al lector al ofrecerle un claro ejemplo de dignidad amenazada por quienes tratan de imponer unos principios que vuelven la espalda a las auténticas necesidades del ser humano.
RAMON SURROCA


Cine

CINE DOCUMENTAL EN AMÉRICA LATINA
Paulo Antonio Paranaguá
Cátedra, Madrid, 2003
539 págs., 25,90 €

Las primeras imágenes en movimiento de América Latina fueron captadas en México por Gabriel Veyre, un empleado de los hermanos Lumière, en el año 1896. En un incipiente siglo xx, el cine -sobre todo el documental- participaba de la naciente circulación de imágenes iniciada con la fotografía y la tarjeta postal, prototípicas de la era de la reproducibilidad técnica.
Dentro de esa tónica, el presente volumen recoge 80 textos -escritos por más de 30 especialistas de todo el mundo- en que se analizan 50 películas que muestran la variedad de estrategias, temas y estéticas del documental latinoamericano. Una de las características de este tipo de cine es que estuvo financiado -y por lo tanto supeditado- a los intereses y necesidades del Estado de dichos países, que han utilizado el formato del documental para filmes didácticos, informativos, políticos y… (sobre todo) panfletarios. El propósito de esta obra es no limitar este corpus sólo a la vertiente del testimonio social o el compromiso político, adoptando en cambio una perspectiva histórica amplia, que no se ciña solamente al llamado "nuevo cine latinoamericano" de la segunda mitad del siglo xx.
Al rastrear la tradición y la renovación del cine documental latinoamericano, así como su eventual singularidad, se plantea otra cuestión de bastante actualidad: ¿Es lo mismo América Latina filmada por sus cineastas que por documentalistas de paso? Si bien el documental sigue siendo considerado el pariente pobre del cine, esta obra muestra que se trata de un género expresivo de las cinematografías del continente. Este libro colectivo intenta suplir el hecho de que el documental de América Latina sea una problemática casi virgen en la historiografía iberoamericana, con textos escritos por especialistas de una docena de países de Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Incluye cincuenta películas estudiadas detenidamente, que muestran la variedad de estrategias, temas y estéticas del documental latinoamericano a lo largo del siglo xx, más allá de la tónica militante. A través de 15 ensayos, se analiza la obra de realizadores cuya trayectoria está identificada con el documental, siendo uno de ellos el gallego Carlos Velo, maestro de varias generaciones de mexicanos. La evolución del género en América Latina y su recepción en España preceden ese enfoque plural.
Los documentales filmados por los latinoamericanos fueron producidos en diálogo, a menudo conflictivo, con la vi sión de cineastas de paso y de noticiarios internacionales, como No-Do, en tiempos de Franco. En poco más de 500 páginas, este estudio alimenta -con un amplio espectro de autores y tendencias- un debate contemporáneo que necesita abordajes multidisciplinarios: la circulación de las imágenes en la era de la globalización.
JULIÁN CHAPPA

LA POLÍTICA DE LOS AUTORES
Antoine de Baecque
Paidós, Barcelona, 2003
178 págs., 13 €

La revista francesa Cahiers du Cinéma es, desde sus orígenes y hasta nuestros días, un punto de referencia obligatorio para cualquier cinéfilo que se precie. Por sus páginas han desfilado nombres ilustres de la crítica y la teoría, a la par que se han desarrollado planteamientos de gran calado en la cultura cinematográfica de todos nosotros. Tras más de cincuenta años de Cahiers, Antoine de Baecque ha recopilado los textos más señalados de la intensa vida de la publicación en la obra La petite anthologie des Cahiers du cinéma, y Paidós ha traducido al castellano, en cuatro volúmenes, dicha selección de Baecque, y ha proporcionado a nuestra lengua una obra obligatoria en el terreno cinéfilo.
El primero de los cuatro volúmenes, La política de los autores. Manifiestos de una generación de cinéfilos, contiene textos impagables de autores fundamentales dentro de la crítica y la teoría cinematográfica, centrados en un tema revelador en su momento y al que hoy debemos mucho: la política de los autores, es decir, la propuesta según la cual la crítica de cine debe centrarse en valorar a los autores de películas (término presente en otras áreas pero ambiguo en el campo del celuloide). La iniciativa supuso un punto de inflexión en el devenir del pensamiento cinematográfico, incluso para aquellos que no compartían sus principios. Su principal valedor, el joven y guerrillero Truffaut, y sus ilustres colegas de una enorme generación emergente (Rivette, Godard o Rohmer, por citar algunos) encumbraron los nombres de Hitchcock, Welles, Renoir o Lang (entre otros) como verdaderos autores de filmes, por encima de comunes realizadores al uso, y legaron para la historia la noción de autor como el valor que respetar por encima de cualquier cosa. Los planteamientos contrarios, por otro lado, estuvieron encabezados por la maestría de André Bazin (curiosamente, él fue la llave de acceso a Cahiers de esta joven generación), pero en ningún momento lograron hacer desaparecer el peso de la propuesta.
Este libro recoge, de forma cronológica, la evolución de la política de los autores, desde su nacimiento con Truffaut hasta sus revisiones críticas más actuales; un delicioso camino por recorrer para el que desee comprender cuál fue realmente la propuesta y cuánto debe la reflexión cinematográfica a la magia de la generación de oro de la revista francesa.
FRANCISCO PÁEZ

Dos libros de ciencia (social y natural)
Sobre la condición humana

Marcos Manuel Sánchez

Juan Carlos Castelló Meliá, Ocho metáforas sobre la condición humana, Diálogo, Valencia, 2003, 136 págs., 9,25 ; De la Biotecnología a la clonación, Diálogo, Valencia, 2003, 128 págs., 9,25 €
En la colección "Tábano", la editorial Diálogo recoge títulos de carácter divulgativo que conjugan las ciencias sociales con las naturales.
Ocho metáforas sobre la condición humana nos lleva de la mano en un recorrido que facilita la comprensión de la naturaleza humana mediante ocho relatos muy ilustrativos.
Juan Carlos Castelló Meliá, profesor de Filosofía en Enseñanza Secundaria y Bachillerato, selecciona en este libro una serie de metáforas didácticas referidas al ser humano y a su condición de ser-moral. En la tradición didáctica hebraica se desarrolló el género literario del midrash (colección de mitos, cuentos y otras narraciones.) Los maestros de Israel usaban el midrash para facilitar la interpretación del mensaje de su cosmovisión religiosa. Este recorrido se llevaba a cabo con una finalidad última: explicar el sentido de la vida. Según el midrash haggadá, hombres y mujeres necesitan orientar el curso de su cotidianeidad para que sus vidas, entretejidas con la ética y la moral, cobren sentido. El autor realiza un análisis análogo a los midrash hebraicos, pero en forma de relatos confeccionados con materiales de nuestra propia cultura.
¿Cómo explicar el bien y el mal que nos divide? ¿Cómo conocernos mejor a nosotros mismos? Se analiza de forma amena a clásicos como Platón en el mito de la caverna, donde encontramos que las cosas no son lo que parecen, ni son como dicen otros que son. La realidad de nuestro mundo aparece disfrazada, y Platón propone que nos liberemos y la descubramos tal como es. En el mito del prisionero, unos personajes mantienen a otros en el engaño. A su vez, estos son cautivos de otros que velan su percepción de la realidad, impidiéndoles conocer la auténtica trama en la que se hallan inmersos.
Con el personaje de Medardo, del cuento de Italo Calvino, se cuestiona si el ser humano es un ser escindido por naturaleza y si esas dos mitades son armonizables. Medardo, un hombre "entero, ni bueno ni malo, sino una mezcla de bondad y maldad", recorre los valles y bosques del feudo haciendo a veces el bien y a veces el mal tal como discurre la vida del hombre y la mujer en su devenir terrenal, engarzados en la dualidad: lo justo y lo injusto, cuerpo y alma…
La parábola del "buen samaritano" la traduce Castelló Meliá a nuestro tiempo en el deseo de llegar a "nuestra mejor posibilidad". La capacidad de elegir determina la posibilidad de ser héroes.
"Los desheredados de la tierra" son aquellos que arrancan sus raíces del lugar donde han nacido. Nuestro pasaporte humano lo proporciona la mezcla de razas que llevamos en la sangre. Pero la ignorancia sobre el concepto de raza lleva a algunos hacia el indeseable racismo, asentado en un profundo olvido de nuestra herencia multicultural.
El midrash nos proporcionará ayuda para descubrir la verdad, otorgándonos el criterio y la perspicacia que iluminarán el camino hacia la dignidad de nuestra existencia.
El segundo título que traemos a éstas páginas, De la Biotecnología a la clonación, hace un repaso de la evolución de la ciencia biológica en todas sus formas: desde la Microbiología hasta la Ingeniería Genética, que permite identificar los genes responsables de enfermedades, ver la predisposición genética de un individuo a sufrir determinada enfermedad o de qué modo va a reaccionar su organismo ante los tratamientos farmacológicos.
¿Tendremos un biochip que llevaremos con nosotros como una tarjeta de identidad genética? El conocimiento del genoma humano posibilitará nuevos métodos terapéuticos, como la farmacogenómica, mediante la cual se podrán tratar enfermedades con fármacos hechos a medida. La terapia génica permitirá aplicar estrategias para corregir defectos genéticos o para dotar a la célula de nuevas funciones que permitan la autocuración en enfermedades hereditarias, como la diabetes o la hemofilia, o adquiridas, como el cáncer. Se hace referencia a aplicaciones de la Ingeniería Genética en agricultura y ganadería para mejorar el rendimiento de cosechas y de animales.
Por otro lado, se resaltan los aspectos éticos de todas estas posibilidades, punto en el cual las reflexiones de este libro convergen con las del anterior, haciendo, por ejemplo, referencia a la Declaración Universal sobre el Genoma Humano, realizada en la Conferencia de la UNESCO de 1997, o a la aceptación o no de patentar genes. Y es que tenemos que encontrar el equilibrio riesgo/beneficio a la hora de pensar en la Ingeniería Genética o la Biotecnología como solución a problemas médicos o industriales. Y, sobre todo, velar por la bioseguridad, esto es, garantizar la segura aplicación de la biotecnología en salud y medio ambiente. Pero en todos los casos, no es sino una información transparente lo que dará a la sociedad el criterio y la capacidad para discernir lo que le conviene dentro de un marco ético.

Extranjería

MES ÉTABLISSEMENTS
Yaël Pachet
Verticales, París, 2004
139 págs., 16 €

Lo que caracteriza este singular relato, que muy bien podría encajar en esa nueva corriente literaria a la que algunos franceses ya empiezan a referirse con el irónico nombre de moije, no son tanto las instituciones a las que se alude en el título (Mes établissements emula al nombre de una de las obras de Henri Michaux, Mes propriétés), sino la profusión de reflexiones, caóticas y bellas, de un personaje femenino
al que la autora parece identificar con sí misma. Los établissements de Pachet no son más que un pretexto para la construcción de una narración a partir de un yo frágil, víctima de sucesivas reclusiones, tanto físicas (primero en un internado, después en una clínica para enfermos mentales), como psicológicas (la imposibilidad de huir a través del arte, el recuerdo obstinado de un amor adolescente, la escritura).
En el periplo de encierros, Jean Genet se convierte en un fiel y adorado acompañante, fusión entre la desesperación y el deseo de belleza, más allá de todos los límites, de todos los muros. Sin embargo, son precisamente estas reclusiones las que van medrando, con el paso del tiempo, un discurso de una sabiduría extraña, clarividencia de quien, y no sólo una vez, ha tocado fondo.
Y el texto, la voz, no sirven más que para ratificar este fracaso, esta impotencia.
ANNA GIL BARDAJÍ

AUNQUE NO ENTENDAMOS NADA
Enrique Vila-Matas
J. C. Sáez Editor, Santiago de Chile, 2003
174 págs., 9 €

Este rey Midas barcelonés ha hecho un pacto con el diablo -como su propio nombre leído al revés delata- y todo aquello que toca su prosa lo convierte en oro literario. Además, él se alimenta de esta estricta dieta dorada llamada Literatura; tal y como afirma en el prólogo:
"... toda mi poética, basada
fundamentalmente en cargar de sentido al absurdo y considerar que lo esencial de la realidad se encuentra en los libros". Y eso es lo que contienen estas páginas: un narrador que quiere entender al mundo y que para ello narra hasta (con)fundir vida y literatura, y concluye que la manera más feliz de vivir es narrar, pero que, a pesar de todo, sigue sin entender nada o muy poco. Si ahora Vila-Matas es reverenciado como novelista, conviene también reivindicar su faceta de cuentista, o esta otra de articulista, aunque las fronteras entre géneros literarios se borran en la obra vila-matiana hasta formar un único cuerpo narrativo. Sus cuentos y artículos son más asequibles, porque son más redondos y están mejor pulidos; aunque no sean tan embriagadores y experimentales. Tanto en la distancia corta -el grueso del volumen lo componen 40 colaboraciones con el periódico chileno Las Últimas Noticias-, como en la distancia más larga -"Discurso de Caracas" (publicado en el nº 82 de Lateral), o el que da título al volumen- Vila-Matas sigue en estado de gracia, y eso ya no es noticia.
QUIM PÉREZ

MELE DI MARE
Juan Vicente Piqueras
Casa Editrice Le Lettere, Florencia, 2003
156 págs., 14 €

Muchos son los hispanistas -en el amplio sentido de la palabra- que han buscado en el extranjero la estabilidad profesional que no ofrece nuestro país. Uno de ellos es el poeta valenciano -por fin tenemos a un buen poeta valenciano fuera del "círculo de Valencia", formado alrededor de Francisco Brines- Juan Vicente Piqueras. Piqueras se encuentra afincado en el Instituto Cervantes de Roma. De ahí su gran relación con la poesía italiana (ha traducido a varios poetas italianos, como Cesare Zavattini -de próxima aparición en España de la mano de Visor- y Tonino Guerra). Ahora le traduce sus versos al italiano Martha L. Canfield, en la editorial Casa Editrice Le Lettere, en traducción mejorable, pero significativa para dar a conocer la buena poesía de Piqueras. Mele di mare (Las manzanas del mar) incluye en versión bilingüe algunos de los poemas más significativos del libro La latitud de los caballos (Hiperión, 1999) -que mereció el III Premio de Poesía Antonio Machado, además de consagrar a Piqueras después de sus anteriores tres títulos como un poeta de profundidad y nitidez lírica-, aparte de varios poemas que todavía no han visto la luz pública en nuestro país, correspondientes a los libros inéditos: Teoría del horizonte y Adverbios de lugar. La presentación corre a cargo de Luis Sepúlveda.
JUAN FRANCISCO JIMÉNEZ